martes, 14 de abril de 2020

¿Por qué somos 500 después de 30 años?


Apenas hace unos minutos platicaba con otro amigo sobre el mismo tema y creo que debo aclarar algunos puntos.
         Primero, mi posición no es como trabajador del arte (porque aunque toco mal el arpa, lo considero un pasatiempo), sino como ciudadano en uso de sus derechos culturales y asistente, desde la prepa, a algunos de los "eventos culturales" que se proponen, sobre todo a los de música tradicional y folclórica, que desde hace mucho intento entender sus diferencias.
La Pinchekua
       Desde la secundaria, cuando formé parte de un efímero grupo folclórico, asistí a eventos donde estaban los grupos del momento: Canto Noble (que entiendo es distinto a Cantos Nobles, que es de una generación previa), que derivó en La Bola Suriana (si es que mis cálculos no me fallan, y si es así, ya habrá un tesista que se anime a contar esa historia). De ahí, como muchos aficionados de mi edad, descubrí que también había música "folclórica" mexicana y que, aunque se parecía a la de "los bailables" escolares, no era igual. Fue la colección de discos del INAH que adquirí en acetato los que me mostraron que había otras maneras de "cantar las valonas" y tocar los sones. A partir de ahí, hago presencia en los eventos donde aparecen músicos folcloristas y músicos tradicionales siempre que puedo.
       A lo largo de esas 3 décadas sólo he visto un evento masivo, con músicos tradicionales, cuando se le rindió el homenaje a don Leandro Corona en el centro de Morelia. Cuando digo músicos tradicionales no cuenta Lila Downs, Tania Libertad, o Eugenia León, ni los Cadetes de Linares, ni el Mariachi Vargas, o el Gama Mil, América o México. Lo usual es que seamos los mismos asistentes, los hijos más crecidos de los mismos y que los que han fallecido, o están en sus casas sin salir por la edad, sean sustituidos por nuevos y nuevas devot@s de las músicas tradicionales. El público está conformado por muchos profesores de educación básica, secundaria y universitarios, y los hijos de estos; una buena proporción de ellos además, bailarines de ballets folclóricos, o que pasaron por ahí. Los artistas de otras artes y músicos, aunque solo unos cuantos rockeros. No veo a muchas "amas de casa", si hay jubilados, pero casi todos del magisterio, algunos son empleados de gobierno y otros de la burocracia cultural que organiza, o acarrean para que sea público. En total no supera las 500 personas, que son las sillas que se rentan en los casos en que se espera mucho público, como cuando los de la UNAM traen folkstars: Mono Blanco, Guillermo Velázquez o Los Camperos de Valles.
            En 30 años sólo he contestado 3 encuestas en eventos con financiamiento federal y un par en eventos en foros cerrados de la SECUM, antes IMC, que por haber sido en la Casa de la Cultura creo fueron motivados por una directora nueva. Si en promedio anual acudo a unos 30 ó 40 eventos, eso quiere decir que bajita la mano he ido a 10,800 eventos de la SECUM (a la que exijo calendario), pero sólo he sido partícipe de una encuesta cada 4 años. Es curioso, pero si esos 500 fuéramos a los 30 eventos por mes, parecería que la SECUM atendió en estas 3 décadas a 5,400,000 personas; pero no es así, hay eventos de 20 ó 30 personas; no obstante, el presupuesto crecía hasta 2014 y luego decreció: 

          -2013 $142,667,406.00
          -2014 $367,341,978.00
          -2015 $219,589,967.00
          -2016 $281,353,256.00
          -2017 $162,121,093.00

Lo que crecieron fueron las plazas de trabajo por contrato en la SECUM, y las basificaciones que se hacen discrecionalmente. Así que la inversión "en cultura" en realidad es en "BUROCRACIA CULTURAL".
               Es evidente que hace mucho no hay un plan de acción en el área de cultura, que los festivales millonarios están coptados por las familias de la élite moreliana, que las prácticas gasteriles son habituales entre la burocracia cultural, que es la caja chica donde todos meten mano y no hay procesados; pero además, salvo las voces de los artistas y trabajadores por contrato, que se alzaron ante la falta de pago, no hay quien desde la Sociedad Civil pida cuentas, pues cuando se trata de obra pública ineficiente (como la del Ayuntamiento de Morelia) o inexistente (como las del Ejecutivo) los afectados reclaman; pero ¿quiénes se sienten afectados en sus derechos culturales? Ojo no confundamos los derechos "LABORALES" de los artistas con los "DERECHOS CULTURALES" de la ciudadanía.
                 La mayoría de la burocracia cultural se regodea en sus eventos, se palmean y se aplauden, pero hasta donde yo sé no ha habido evaluación de su política cultural, porque tal acción no la pueden hacer ellos con sus propias "encuestas" de calidad; sino tendría que ser una instancia externa quien la realice. ¿Quién evalúa la Política Cultural del país? Bueno, el INEGI tiene una Encuesta Nacional de Consumo Cultural del 2012, donde nos dice que no llegamos al 3% en el consumo de músicas tradicionales nacionales, en tanto Inglaterra llega a casi el 39%. No hay organismos que, hasta el momento, hayan generado propuestas para tal fin, porque parecería que (o así piensa la burocracia cultural) no hay metodologías para ello; existen, pero no la voluntad para hacerlo.
               Es por ello que se habla de la Pinchekua, quien vio una ya las vio todas....aunque los 500 nos pongamos de pie aplaudiendo el mismo "espectáculo" que el del año pasado, congratulándonos de tener la riqueza de tradiciones y ¡Arriba Michoacán! ¡Juchari Uinapekua! y otras manifestaciones de chovinismo. Justo cuando por eso no deberían repetir las agrupaciones musicales ni las regiones, de entrada el nombre es DISCRIMINATORIO, por qué no se llama Mbaxua, Dängo, Iluiyotl, Fandago, u otros nombres que cambien año con año, centrándose en otras culturas, ¿creen que sólo los p'urhépecha tienen fiestas todo el año, o 100 danzas, o 10 dotaciones instrumentales distintas?
            Tengo derecho a "no "querer ver lo mismo", pareciera que las "tradiciones no cambian" (lo cual no es cierto), los que no cambian son los grupos que presenta la SECUM. Así que en respuesta de la violencia que ejerce en mi contra la SECUM tengo que ir a buscarlos yo; pero ¿qué pasa con quien no tiene tal posibilidad? La mayoría no sale de sus colonias y allá no llegan los eventos de la SECUM, como que les da miedo ir a Trincheras, El Realito, Villas del Pedregal, la Obrera, Praderas, o Santiaguito; ni un festivalito de rap les hacen. Hasta los fresas de la UNAM promocionan su evento de RAP y Género, eso sí, en sus instalaciones para que los chavos no vayan.... ¿Por qué los eventos de la SECUM están centralizados, no sólo en Morelia, en el centro de Morelia? ¿A poco creen que no voy a ir a Trincheras a ver a los Erandi, o a La Bola a la Obrera?
              Ya basta de lamentos termino con una propuesta: una institución como la UMSNH está en capacidad de realizar una evaluación independiente de la política cultural en el estado; pero les va a costar ¿Qué ganará la SECUM? Romper la barrera de los 500 asistentes a sus eventos.
                 O demuéstrenme con evidencias que acuden más...


(30 de mayo de 2017)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Se breve, no insultes, cita tus fuentes: