Los objetos de los museos "nos hablan", a
partir de sus características, de un mundo que fue, un pasado donde los humanos
eramos animales sin el poder de destruir y con una "conciencia
diferente...Ahí, como en toda oralidad, hay que saber "ver y
escuchar", pero no todos podemos hacerlo, para eso hay especialistas que
nos traducen la información de y sobre el pasado no escrito: arqueólogos,
paleontólogos, antropólogos físicos, paleobotánicos, paleozoólogos, pero
también científicos interesados en ése pasado: químicos, físicos nucleares,
radiólogos, genetistas. Muchas de estas actividades desarrolladas en un pasado
muy reciente, tal vez menos de 40 años y que se utilizan para entender, a
partir de unos dientes, que además de Cromañones, Neanderthales y Homo Sapiens
hubo Denisovanos, y que nuestro árbol genealógico no es tal, pues coexistieron,
tuvieron hijos híbridos y no "se extinguieron", sino que sus genes
siguen en nosotros ...
Todos estos especialistas inquieren a los objetos,
vestigios del pasado, y nos cuentan historias de un tiempo "sin
escritura", antigua y no menos interesante que nuestra historia oral o escrita;
sin el objeto-evidencia los desarrollos científicos y tecnológicos posteriores
no podrán inquirir desde otras perspectivas...Un genetista que ahora puede
extraer información del ADN de ciertos huesos fosilizados, que hace una década
no podía, y que en el futuro podría hacerlo con nuevas técnicas a desarrollar,
ya no podrá hacerlo en esos huesos reducidos a carbono...Los vestigios
enmudecen al desaparecer.... sus representaciones fotográficas nos puede decir
algo; pero no sustituyen al objeto mismos... El objeto habla de otra manera a
quien se prepara para escucharlo...
(4 de septiembre de 2018)
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