miércoles, 15 de abril de 2020

Para una futura biografía de don Ricardo Gutiérrez Villa.


Don Rica contaba que nació en Los Balcones, en El Tamborero, rancho del municipio de Villa Madero, por ahí de 1933; pero sus padres, como muchos otros que vivían los estragos de las revueltas cristeras, que causaban asesinatos de profesores y agraristas por las guardias blancas de las haciendas, se fueron buscando trabajo hacia la Tierra Caliente. 
          A los 12 años estaba en San Ignacio, un rancho con palmares, arribita de La Huacana, de ahí se escapaba para ir a escuchar al conjunto de arpa con que tocaba don Leandro Corona, caminando. Por esos años sucedieron dos cosas que le cambiaron la vida; primero tratando de pelar un coco con un machete se voló el dedo índice de la mano izquierda, y luego, caminando por el campo le picó una víbora, la que le dejó con un pie "engarruñado" y sin poder caminar varios meses, así que un amigo de su padre le prestó un violín para que se entretuviera durante la convalecencia, y así, con el puro dedo medio, aprendió su primer canción. 
            Siguió tocando el violín cuando ya podía caminar; pero le gustaba más montar toros bravos en los jaripeos, y a decir de él era muy bueno. Antes de cumplir los veinte años montando un toro, un reparó hizo que con el cuerno le pegara una cornada en la barbilla y perdió el conocimiento; cuando despertó, estaba tendido en un petate y con cuatro velas, pensaban que se había muerto, ahí dejó los toros y mejor agarró la música. Aseguraba don Ricardo, que su memoria era tan buena, que con oír una canción una vez se la aprendía, así que su repertorio incrementó. Su vida a partir de entonces fue andar por la Tierra Caliente buscando trabajo como músico y como vaquero. 
           Eran los momentos en que apenas comenzaban las presas para el sistema de riego y no había carreteras sino brechas. A pie se iban hasta encontrar al tren, que llegaba entonces a Gámbara, y subían tocando en los vagones hasta Uruapan. De Cuatro Caminos se iban en los camiones volteos que iban hacia la costa, cuando se estaba abriendo las vías del ferrocarril y la carretera que de Arteaga bajaba a Melchor Ocampo del Balsas, todavía no llamado Lázaro Cárdenas, se ponían a recorrer los ranchos hasta que los pescadores los contrataban. Algunas veces los subían a las lanchas para irse a bailar en alta mar, zapateando en el suelo de la canoa, los alegres sones costeños que tienen su variante y que don Ricardo aprendió mientras vivió en Arteaga y Melchor Ocampo. 
           Otras ocasiones iban caminando desde La Huacana hasta Nuevo Urecho; tocando en los ranchos por comida y agua, durmiendo en despoblado y rogando por que hubiera una "fiestecita" en el camino. A veces los valientes los llevaban a tocar y no quería pagar, por eso don Rica siempre usó verduguillo escondido y una 38 super en la cintura; aunque chaparrito, sus compañeros recuerdan que era bravo para los golpes. 
            Un día, mientras tocaban en una cantina de Apatzingán, mataron a su compañero de la vihuela, que estaba junto a él, el asesino logró darle un par de balazos en el brazo izquierdo, rompiéndoselo; pero don Rica tomó una cerveza de la mesa y se la rompió en la cabeza al agresor, forcejeó con la mano izquierda hasta quitarle la pistola y meterle unos balazos; durante la convalecencia le pidió a su esposa que le llevara una pistola que colocaba bajo su almohada, por si el hombre había dejado amigos; de esa experiencia le quedaron las marcas de los balazos y el brazo medio chueco, pero siguió tocando. La afición de don Rica por las armas y la necesidad de darles mantenimiento lo volvieron "armero", así que le llevaban a componer sus armas los vecinos y conocidos, comprándo y vendiéndolas, para ayudarse. 
        Contaba don Rica como cierta una anécdota que parece más unos versos de La Monja; cierto día, en uno de los viajes que hacía desde Cuatro caminos para Arteaga, se topó con una monja bonita que iba para el pueblo, le hizo plática y al cabo de las 8 horas de trayecto, la convenció para que se siguieran hasta Lázaro Cárdenas, donde le habían dado unas hectáreas en lo que ahora es el acceso al puerto. 
           En Apatzingán don Rica comenzó a tocar con el mariachi, que por entonces tenía más trabajo y era considerado "prestigioso", justo en el auge del algodón; luego se fue a probar suerte a Uruapan y la ciudad de México. Allá se juntó con Juan Pérez, que tocaba el guitarrón, pero desde joven también tocaba el arpa, y montaron el repertorio de su tierra, por lo que formaron el grupo Alma Grande, que sería después el Alma de Apatzingán.
           Regresó al arpa cuando los Concursos del 22 de octubre comenzaron a cautivar con premios que eran atractivos; pero además, el limón trajo un auge económico y llegaron las carreteras asfaltadas, la electricidad y el narcotráfico. En ésa época de nuevo le dieron tierras, ahora en Santa Ana Amatlán y con su compadre, Carlos Cervantes, "El Maiceno", formaron Los Caporales de Santa Ana; aunque el nombre se lo puso la maestra Irene Vázquez, cuando los llevó por primera vez a los EU, al Smithsonian. Los grabaron para la Fonoteca del INAH y comenzaron a editar discos LP de acetato. El dinero no faltaba y algunos músicos se volvieron adictos a las drogas que por entonces ya abundaban. 
        Un hijo de don Ricardo le arregló sus papeles y entonces comenzó a pasar temporadas en California, donde se reunía con don José García Abarca, arpero de Arteaga, junto con otros amigos, y se iban a "cantinear", pero de aquel lado. Allá grabó un par de discos compactos independientes. Unos años después comenzó la debacle. Los medios de comunicación dejaron de impulsar al mariachi y llegaron los "gruperos", primero la "tecnobanda" y luego las "bandas sinaloenses"; en los festejos del 22 de Octubre los grupos eran contados y las bandas eran símbolo de estatus económico, hasta que un año no hubo más concurso. 
         Conocimos a don Rica entonces, el año que El Colegio de Michoacán los invitó a tocar en el auditorio nuevo, en el marco de un Coloquio sobre Patrimonios históricos, naturales y culturales de la Tierra Caliente, Los compañeros de don Rica comenzaron a partir: don Rubén Cuevas, primero, luego "El Maiceno". Hubo un mal entendido y se dividió el grupo, cada parte aseguraba que eran "Los Verdaderos" Caporales. Se organizó con Música y Baile Tradicional A. C. y El Colegio de Michoacán un homenaje con la intensión de reunirlos, así que se invitaron a todos los músicos que alguna vez habían pasado por el emblemático grupo, y fueron casi 15. Registramos sus presentaciones y salió un disco editado por El Colegio de Michoacán.
            A partir de ahí, surgió una amistad entrañable con don Rica. Era el único músico de ésa generación que entendió lo importante de enseñar a los niños, de "invertir" en ellos, para que luego fueran los compañeros, los que compraban los discos o contrataban al conjunto de arpa. Nos acompañó desde el primer Festival Cultural de la Tierra Caliente y en el primer Campamento de verano Música para guachit@s. Nos siguió en las búsquedas de músicos, lauderos, bailadores por toda la Tierra Caliente, La Costa Sierra, la Costa y los Balcones. Vivió en todas las subregiones, conocía a todos los músicos, se sabía todas las historias. Nos ayudó a enseñar a los niños los sones y gustos "de su tierra", los sones del Plan, los de Sinahua, los de la Costa. 
        Se sabía sones viejos que los "investigadores" referían; por ejemplo, luego de escuchar a don Jesús Jáuregui que había un son de La Zorra, le pedí que lo tocara, y además de hacerlo le añadió los versos con todo y el estribillo: "por andar en bureo, bureo", que para entenderlos tuve que recurrir a los diccionarios. Minuetes, sones sin nombre, coplas y versos, maneras de mover el arco, o frasear las melodías, todo lo sabía, lo parecía o lo "inventaba", pero nunca se quedaba callado.... Justo por eso tuvimos una desavenencia, cuando le pedí que no contestara antes que nuestros entrevistados; luego le pedí disculpas, porque entendí que era con la intensión de que "supiéramos" que lo hacía...Otra fue cuando le compré un pedazo de guitarra que había sido de don Rubén Cuevas y que yo recuerdo, haberle pagado completo, pero el aseguraba que sólo le había dado la mitad...y le creo, porque su memoria era prodigiosa. Al final me vendió también uno de sus violines, "para que aprendiera" y que sigue sin "enseñarme" a tocar... Ése carácter fuerte es el que le provocó la diabetes que le disminuyó su capacidad de visión; aunque él se aprovechaba para que las muchachas lo llevaran de la mano. De los disparos que echaban los "del gusto", tronando las pistolas y metralletas, asegura que lo dejaron sordo; perdió primero el oído izquierdo y luego el derecho se fue disminuyendo. Así que era difícil "seguirlo" para tocar con él; por eso los compañeros lo fueron dejando de invitar a sus compromisos; pero David Durán lo trajo de su maestro tallerista de fijo, así que, además de a Los Jilguerillos, Los Soneros de México (transformados en muchos grupos, entre ellos Los Choznos), El Gusto Por El Son, Los Guachitos de Tiquicheo y hasta Moisés Zavala, El Palomo de Copuyo, algo le aprendieron. 
Don Ricardo Gutiérrez y David Durán
             Ése contacto con los jóvenes le revitalizó, nada más pasaba uno a saludar y ya don Rica quería subirse a la camioneta a "acompañarnos", para "guiarnos" y sin parar, hablar de algo que siempre era de nuestro interés. La cueva con un tesoro en Los Picachos de Cucha; El Miércoles de Ceniza que "intercambiaron" música con don Juan Reynoso en una enramada del río en Carácuaro; El indio que amarró a su patrón por borracho; El arpa que tocaba sola; las vidas de los músicos que tocaron con él; el arte de la esgrima con armas blancas, de la cual fue un maestro; sus metidas de pata en EU, como cuando se orinaban en las tinas de baño, pensando que eran orinales; sus peleas y heridas; sus novias; las "charras", "chistes" y anécdotas divertidas... Justo cuando se enteraron de su deceso varios amigos contaron/ "postearon" alguna anécdota para recordarlo; y ahí me di cuenta que lo que cada uno recuerda vuelve al amigo polifacético. Hay muchos Ricardos, tanto como discípulos, amigos y personas que lo conocieron sobreviven.... armemos entre todos la biografía...Les parece?

(5 de mayo de 2017)

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