lunes, 13 de abril de 2020

Encuentro Nacional de Mariachis ...Folclóristas


La injerencia del Estado en la construcción de las percepciones que tenemos sobre las artes tradicionales, sus preservadores y sus procesos es tan grande que no podemos percatarnos de los procesos de folclorización presentes.... ni cómo los reproducimos. Un claro ejemplo es que todos los mariachis "tradicionales" del ENMT se uniforman, usan un "vestuario", algunos más cercanos a sus pueblos sólo usan un mismo modelo y color de pantalón y camisa, otros se coordinan botas, cinturones y sombreros; sin embargo, los que más me preocupan son los folcloristas que se visten de manta y guarache, éso si, mostrando sus piesitos amarillos por la falta de luz. Tampoco se percatan que esas estereotipaciones pasan al baile y la música, que todos terminan: tan ta rán tan tan, y que si están bailando, lo hacen como un remate, claro, ya no gritan: ¡Eeeh! como los ballets folclóricos, sin embargo, así lo hacen.
           La mayoría de los grupos folclóricos que asisten al ENMT se suponen "tradicionales", basados en que tocan repertorios "tradicionales"; pero no se preguntan ni preocupan por otros aspectos que son, desde mi perspectiva, mucho más importantes para la "definición" de la función social que tienen, si son grupos familiares con varias generaciones en la música de la región, si sirven en espacios locales, ya sea para las funciones religiosas o rituales, aquellas que no tienen escenario o si tienen una relación con una comunidad. Desde mi perspectiva la mayoría somos grupos que se conformaron con sentidos distintos a los tradicionales, por ejemplo: acompañar un ballet folclórico, ser el grupo representativo de casas de la cultura locales, de la universidad o de preparatoria; la mayoría pasamos de la música latinoamericana a la "tradicional mexicana", al son jarocho y de ahí al del Occidente; algunos buscamos "especializarnos" y "recrear" sólo la música profana de una subregión específica del occidente: el Balsas, Zicuirán, Los Altos, la Tierra Caliente del Plan; pero dejando de lado el repertorio "sacro" o ritual, en el cual no nos involucramos. En la mayoría hay poca claridad del ¿por qué tocar?, el ¿para quién tocar?, ¿dónde y cómo tocar? Las respuestas son más de orden pragmático: toco porque me gusta y me siento bien ¿pero quién es mi auditorio? ¿tengo responsabilidad para con ellos? Ello deriva en otros procesos que vengo observando en más de una década de asistir a los encuentros.
               En el ENMT los repertorios se han ido mezclando, los grupos folclóricos que acudimos, empezamos a tocar lo que algunos de los grupos de tradición tienen en sus repertorios, pero sin adecuarlo a la tradición local, que decimos representar. Qué pasará en el futuro? Todos tocaremos el mismo son"El Relámpago", con las mismas coplas?
             El ENMT ha puesto poca atención a tratar de que los intercambios sean conscientes y los registros en CD no siempre son completos, o en todo caso, quedarán en la fonoteca del INAH. Donde se dará cuenta de los cambios y transformaciones de los grupos más constantes y asiduos; pero ¿qué pasa musicalmente en la región? ¿dónde están las cumbias, los narcocorridos, las baladas y hasta los "juguetes musicales" que forman parte del repertorio? La mayoría tocadas en el "fandango mariachero" (que debería llamarse Mariachi, pues ése es su sentido), hasta el final, cuando, ya borrachos, se sueltan las restricciones... y es donde realmente vemos al mariachi vivo y contemporáneo, tocado sin indumentaria, sino con la ropa de todos los días, o la de los domingos, cuando se trata de ligar a alguien; es en ése mariachi cuando vemos los repertorios actualizados, con la música en combinaciones disímbolas.
                   Los intercambios entre los mariachis tradicionales y los folcloristas también se están dando a la inversa, fue interesante ver a Los Marineros con las mismas camisas chinas de manta, tal vez compradas en San Juan de Dios, que las que usan Los Choznos. Varios de ellos se han abierto ya espacios en los culturantros como El Cactux en Morelia, y la naciente, La Mitotera, tocando para los consumidores urbanos intelectuales, sus integrantes manejan sus redes sociales; luego darán talleres y así seguirá su transformación.
                  Anda el revuelo de boicotear el año que entra. Yo creo que no va a ser posible con los chavos, por ejemplo, Gusto por el son, quienes quedaron fascinados, no creo que quieran perdérsela. Pero yo si pienso darle chance a otras visiones y eso que para mi es uno de los pocos lugares para publicar. Abrir a que lleguen otros, malos o buenos, pero otros...

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