La genealogía de las tradiciones
musicales, dancísticas y líricas es importante porque se vincula con la
estilística. Aunque todo artista tradicional al ser interrogado por primera vez
siempre responde que aprendió "sólo", tomando el instrumento musical
de un pariente, o bailando a escondidas, lo cierto es que no podría entender la
complejidad de las relaciones entre las artes en el fandango o la función si no
es con otros músicos más experimentados.
Los propios folcloristas aprendimos en "talleres" o con "amigos" que nos trasmitieron una tradición urbana que, de alguna manera, termina enlazada con algún artista tradicional y una tradición con su propia noción de lo "usual" y lo "debido".
Las artes tradicionales tienen una manera "correcta" de hacer las
cosas que depende de la región, los artistas tradicionales y la tradición en
que se dan esas relaciones; pero también, hay cambios y transformaciones,
algunas muy aceleradas, de tal manera que en tres generaciones eso que era
usual en el pasado, "no se usa", "no se hace así". Bailar
en la tabla o en el suelo, llamarle "fandango" a la fiesta, echar
versos repentinamente o "irse una y una", redoblar, bailar banqueado,
usar guaraches, botines o bailar descalzo, tocar rápido o asentado,
"desafinar" cuerdas (o afinar distinto), usar registros para probar
la afinación, "tomar el banco" y competir por él, tocar puro son o
puras canciones, dependen de a quién le pregunte y de a qué tiempo se refiera, a
veces las generaciones más "jóvenes" o incluso los mayores no vieron
o no vivieron una fiesta con tales o cuales características, pero la generación
anterior si; o bien, el interrogado no participaba "del gusto" y no
sabe nada, aunque esté viejo, o no quiere decírnoslo, "pa' qué quieres
saber, si eso es de antes...".Los propios folcloristas aprendimos en "talleres" o con "amigos" que nos trasmitieron una tradición urbana que, de alguna manera, termina enlazada con algún artista tradicional y una tradición con su propia noción de lo "usual" y lo "debido".
Los músicos "legendarios" y su "habilidad" dependerá de esa genealogía, para algunos los Salmerón, para otros los Tavira, o los Alonso, o los Flores; para otros Juan Reynoso no se compara con los músicos más viejos, aunque haya muy pocos que puedan asegurar haber escuchado a ambos. Queda en el ámbito de la percepción y la representación social la decisión, pues no todos fueron grabados y menos en los contextos festivos donde se sabía quién manda, porque para alegrar una fiesta falta mucho más que un buen ejecutante; el carisma y la memoria, o la improvisación, son tan importantes como tocar "bien", según don...
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Aunque a los artistas no les gusta decir ¿quién los enseñó?, los artistas tradicionales más viejos sabían reconocer estilos, genealogías y tradiciones, de manera que había quien desde lejos podía decir quién bailaba en la tabla, o quien tocaba sin verlos, “reconociendo el estilo”. Adornos y arreglos de las piezas a interpretar pertenecían a sus creadores, de tal manera que los músicos y bailadores no tocaba o bailaban así, salvo que hubieran sido sus “maestros” y les permitieran hacerlo.
En las presentaciones de los grupos folcloristas siempre hay una intención didáctica que, se pretende, valida la existencia y ser de la actividad. Es usual leer en los programas de mano, o escuchar a los músicos encargados de anunciar verbalmente el contenido, información básica sobre lo que se ejecuta, pero casi nadie hace referencia a particularidades como: el músico o la grabación de donde se tomaron las piezas, al origen de sus instrumentos, o si hay bailarines acompañándolos, a los autores de las secuencias rítmicas que se usarán. Los músicos tradicionales no necesitan validar su ejecución con la información accesoria, pero la tienen, podrían decir de su interpretación que es “lo propio” y que es “lo ajeno”; con quién y en qué momento lo aprendieron, cómo lo hacen otros, con los que tocaron o no; pero además podrían hacer una genealogía de, cuando menos dos generaciones de músicos que tocaban esas piezas y de ésa manera. Ahora, a los talleristas, los promotores les han dado la oportunidad de aprender de otra manera las artes tradicionales; pero sin saber, les han quitado la posibilidad de referir: una genealogía, una tradición y una estilística, que es necesario regresar.
Don Jesús Jáuregui ha sido muy cuidadoso al referir a los músicos y vincularlos con una tradición que tiene como referente un poblado; sin embargo, creo que tal criterio tiene el problema de asociar a la tradición con un espacio inanimado, lo cual fomenta el localismo o regionalismo chauvinista: ¡Puro Michoacán! ¡De Cocula es el mariachi! Que no nos lleva a nada. Desde mi perspectiva la tradición se arraiga en troncos familiares, aunque no todos los “retoños” o ramas sean parientes, los Ibarra, los Reséndiz, los Saucedo tuvieron como aprendices a personas que no tenían un parentesco directo; por eso Juan Reynoso pudo recibir la tradición de los Salmerón y de los Tavira. Ello acarrea luego el problema de los ¡150 años de tradición! O los 180 de los Murillo de El Capote, que no se promocionan tanto; que supone que por tener un apellido ipso facto se es músico tradicional ¡...y bueno!, lo cual no es cierto; sin embargo, es más en ése sentido que se da la transmisión de la tradición, sobre todo porque sólo unas cuantas familias y músicos fueron “ratones de un solo agujero” como decía don Leandro, pues la Tierra Caliente es una región convulsa en lo político, en lo económico y en lo social; donde el cambio de residencia por motivos de trabajo, disputas políticas y conflictividades es frecuente; incluso los movimientos migratorios desde los Balcones hacia la Tierra Caliente y la Sierra del sur continuaron hasta la primera mitad del siglo, impulsadas por los repartos agrarios y la poca resistencia de los indígenas nahuas al despojo que sufrieron.
La genealogía transmite la tradición y define, en primera instancia, las bases del “estilo”, que con el paso del tiempo, la habilidad artística y el contexto se volverá personal. Recorrer todo el camino del aprendizaje en la tradición, hasta definir un estilo personal, es deseable entre quienes se adentran en el ámbito de las artes tradicionales, bien sea por la motivación familiar, o el interés folclorista. Tener claro cuáles son las fuentes de que uno abreva para poder tocar, cantar, bailar, versar, es importante, porque entre más conozca qué hacen, o hicieron, los otros, contemporáneos o antepasados, me permitirá saber qué es lo que aporto yo a la tradición...
(18 de marzo de 2017)
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