La idea de implementar el Campamento como
estrategia para el fortalecimiento de las artes tradicionales de la Tierra
Caliente nunca se pensó tan a largo plazo, porque, de manera optimista,
creíamos que rápidamente se reproducirían las acciones por otros equipos de
amantes de las artes tradicionales y los niños, niñas y jóvenes pulularían;
pero no fue así, tuvieron que pasar casi X años para que los Campamentos fueran
replicados por el Programa de Desarrollo Cultural de la Tierra Caliente (del
CONACULTA) y para que se implementaran en otros estados y lugares de Michoacán,
pero en ése ínterin, logramos publicar manuales de violín, guitarra de golpe,
vihuela, arpa, tambora y del fandango del Balsas, así como como diez discos (De
tierras abajo vengo, El fandango del Balsas, Te vengo a Bailar, Yo le daré la
vuelta al mundo, El Palomo, La Colección Música Tradicional de Michoacán:
Crescenciana Borja, Los Jilguerillos del Huerto, Los Capoteños, luego con Jijos
del Quiote: Los Campiranos del Sur, Balcones de Tierra Caliente), el segundo
dedicado al "baile", donde los zapateados son la parte central del
registro (y que ha sido poco comprendido), además de los mas generales y
acompañantes de libros :...Una bandolita de oro y ...si como tocas el arpa,
tocaras el órgano de Urapicho. En ellos, aparecen músicas que eran desconocidas
en ése momento, como todo el repertorio religioso de las funciones de la Tierra
Caliente, los toques de pífano y tambor de Cutzio, la guitarra panzona.
También se publicaron en un libro los artículos de
un coloquio (7 años después, en 2011) llamado "Temples de la Tierra",
donde la mayoría de los participantes, fueron también monitores en los
campamentos y usaron los conocimientos adquiridos en los recorridos de campo
por la región (financiados por El Colegio de Michoacán, en su proyecto
Patrimonios de la Cuenca del Tepalcatepec) para aproximar a los niños y jóvenes
de la región as las artes tradicionales. Ellos han formado un equipo de
investigadores interesados en las artes tradicionales de la región y han
atraído a nuevos investigadores, de tal manera que de ser una zona muy
explorada por investigadores, pero con pocos productos de ésos trabajos, unos
cuantos artículos y discos con grabaciones de campo; a partir del 2005 las
publicaciones sobre la región que realizó el equipo se comenzaron a notar: Alejandro
Martínez de la Rosa, Vìctor Hernández Vaca, Alejandra Espinoza, Jorge Amós
Martínez y sobre todo David Durán Naquid empezamos a compartir conocimiento en
artículos, ponencias, talleres y conciertos didácticos.
David impartió cursos den la ENDF y la AMD, pero
también en otros centros escolares donde se enseñan las artes escénicas y que
incluyen los montajes de artes tradicionales, apoyó durante casi dos años con
clases en El Tecolote, cuando era todavía El Charco de las Ranas, y sobre todo,
los instó a buscar bailadores y músicos tradicionales en los alrededores de
Arcelia. Fue el primero en introducir, de nuevo, la tabla como instrumento
musical, la ha cargado a toda presentación y gratamente, ha sido imitado, no
sólo en reunir a música y baile alrededor de la tabla, sino en sus formas de
bailar (que proceden de muchos maestros y maestras ya fallecidos). Ha publicado
interesantes artículos sobre las estéticas sonoras en el baile, sobre la tabla
como instrumento, sobre la forma de bailar el jarabe, los cuales deben reunirse
en un libro, que hace 5 años le ruego que haga, porque permitirá a otros
maestros de danza folclórica despegarse de los escenarios y aproximarse al
valor del baile en la tradición.
A partir de la investigación podemos fundamentar
las acciones que emprendemos los Campamentos, en lo que toca ChanequeSon (el
grupo de Música y Baile Tradicional A. C., que nunca se ha pensado como
exclusivo) y en los conciertos didácticos que se presentan. La panzona, la
armonía, el jarabe y los bailes de juego forman parte de las posibles
presentaciones del grupo y pronto tendrán a la periquita y el arpa jarabera
entre sus compañeros que han salido de las sobras del olvido para
reincorporarse a la tradición viva.
Insistimos en la necesidad de que la improvisación
regrese y Gustavo ha hecho que David, Saya, Ana, pero también Gusto por el Son,
Los Jabalíes y hasta El Maracumbé le entren al jarabe y el verso improvisado;
pronto la décima y la valona regresarán a la fiesta en tonos líricos,
reflexivos, religiosos, de salutación y alabanza, sin dejar la comicidad que
conocemos como tópico casi exclusivo.
Siguiendo el libreto del fortalecimiento del
Sotavento, buscamos la construcción de instrumentos y aunque Mariano Espinoza
es nuestro amigo, el conocimiento llegó por Francisco Mora, tenaz
"guacamayense" (Oriundo de Guacamayas, municipio de Lázaro Cárdenas),
quien ha aprendido a construir instrumentos con familias de Paracho, como los
Pacheco, y con el señor Salinas en Morelia, quien nos guió en la compra de
herramientas y materiales para producir la primera guitarra sexta de Los
Ciruelos, donde algún día saldrán instrumentos con "etiquetas
verdes", producidos con maderas que reforestarán El Astillero y que de
manera sustentable, serán cortadas para producir instrumentos musicales de la
región: arpas, guitarras de golpe, vihuelas, armonías, tuás, tamboritas, tablas
para bailar, violines, chelos y bajos.
Los propios Ciruelos y El Astillero conformarán el
Centro de Investigación para el Desarrollo de la Tierra Caliente, que será una
estación de investigación primero, luego un espacio para ofertar diplomados a
jóvenes egresados de la UMSNH y otras universidades que quieran estudiar con
una perspectiva de Desarrollo Sustentable y con Participación Comunitaria;
quienes brindarán talleres de formación a las personas de la región de Tzitzio,
Tuzantla, Tiquicheo, Carácuaro y Nocupétaro, donde se encuentran algunos de los
municipios más pobres de Michoacán (y del país).
Tendrán asilos estudiantiles para que jóvenes de la
región se formen como licenciados en Desarrollo Social Comunitario, en
Educación de las Artes Tradicionales, Etnolaudería y en Trabajo Social y Salud
Comunitaria; pero también en maestrías como Arquitectura Tradicional
Comunitaria, Ecología para la Sutentabilidad, y Sociología Rural. Las cuales
serán interinstitucionales entre la UMSNH, UDCM, UIIM, UNAM y la UG (no
descarto a las Benito Juárez, en cuanto sepa cómo funcionan). La
Responsabilidad Social Universitaria dejará de ser ideas de escritorio y se
volverá acción real inmediata.
Entre el cuerpo de docentes tendremos a varios
campist@s y los campamentos serán sólo una acción entre cientos que ocurrirán
en ése antiguo asentamiento matlatzinca que fue San Pedro Ixtapan Copuyo.
Así que para tan grandes sueños lo que nos faltan
son manos e inteligencias; necesitamos que esos que están apenas saliendo de la
universidad vayan a los posgrados, que los que van a entrar a prepa busquen
perfiles que embonen, y sobre todo, aquellos que ya son investigadores en
universidades regresen, pero no a enseñar El Pollo, sino a gestionar y crear
sinergias.
Aquí ya nos separamos de los "jarochos"
(aunque ya abrieron su licenciatura en laudería tradicional), porque NO
QUEREMOS UN MOVIMIENTO MARIACHERO, no queremos que los niñ@s se conviertan el
Folk stars que vayan de escenario nacional en escenario nacional, o
internacional, o que salgan a "DIVERTIR BORRACHOS" (en cantinas de
pueblo, en "Festivales culturales" o "Conciertos
internacionales", para eso ya hay muchos y no porque sea "deshonroso", como pensaban las mamás de antes, sino porque imagino
futuros plenos para ellos en la labor comunitaria (Utopías quiroguiana,
moreliana, y cardenista).
Aquí oculto la bola de cristal y medito los
consejos que les daré a los nuevos promotores... afilen bien sus cuchillos,
porque vamos a carnear....
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