sábado, 18 de abril de 2020

Tercera parte de la Crónica del XV Campamento De Verano Música Para Guachitos donde se narran las condiciones actuales y se saca la bola de cristal para ver al futuro....


La idea de implementar el Campamento como estrategia para el fortalecimiento de las artes tradicionales de la Tierra Caliente nunca se pensó tan a largo plazo, porque, de manera optimista, creíamos que rápidamente se reproducirían las acciones por otros equipos de amantes de las artes tradicionales y los niños, niñas y jóvenes pulularían; pero no fue así, tuvieron que pasar casi X años para que los Campamentos fueran replicados por el Programa de Desarrollo Cultural de la Tierra Caliente (del CONACULTA) y para que se implementaran en otros estados y lugares de Michoacán, pero en ése ínterin, logramos publicar manuales de violín, guitarra de golpe, vihuela, arpa, tambora y del fandango del Balsas, así como como diez discos (De tierras abajo vengo, El fandango del Balsas, Te vengo a Bailar, Yo le daré la vuelta al mundo, El Palomo, La Colección Música Tradicional de Michoacán: Crescenciana Borja, Los Jilguerillos del Huerto, Los Capoteños, luego con Jijos del Quiote: Los Campiranos del Sur, Balcones de Tierra Caliente), el segundo dedicado al "baile", donde los zapateados son la parte central del registro (y que ha sido poco comprendido), además de los mas generales y acompañantes de libros :...Una bandolita de oro y ...si como tocas el arpa, tocaras el órgano de Urapicho. En ellos, aparecen músicas que eran desconocidas en ése momento, como todo el repertorio religioso de las funciones de la Tierra Caliente, los toques de pífano y tambor de Cutzio, la guitarra panzona.
          También se publicaron en un libro los artículos de un coloquio (7 años después, en 2011) llamado "Temples de la Tierra", donde la mayoría de los participantes, fueron también monitores en los campamentos y usaron los conocimientos adquiridos en los recorridos de campo por la región (financiados por El Colegio de Michoacán, en su proyecto Patrimonios de la Cuenca del Tepalcatepec) para aproximar a los niños y jóvenes de la región as las artes tradicionales. Ellos han formado un equipo de investigadores interesados en las artes tradicionales de la región y han atraído a nuevos investigadores, de tal manera que de ser una zona muy explorada por investigadores, pero con pocos productos de ésos trabajos, unos cuantos artículos y discos con grabaciones de campo; a partir del 2005 las publicaciones sobre la región que realizó el equipo se comenzaron a notar: Alejandro Martínez de la Rosa, Vìctor Hernández Vaca, Alejandra Espinoza, Jorge Amós Martínez y sobre todo David Durán Naquid empezamos a compartir conocimiento en artículos, ponencias, talleres y conciertos didácticos.
           David impartió cursos den la ENDF y la AMD, pero también en otros centros escolares donde se enseñan las artes escénicas y que incluyen los montajes de artes tradicionales, apoyó durante casi dos años con clases en El Tecolote, cuando era todavía El Charco de las Ranas, y sobre todo, los instó a buscar bailadores y músicos tradicionales en los alrededores de Arcelia. Fue el primero en introducir, de nuevo, la tabla como instrumento musical, la ha cargado a toda presentación y gratamente, ha sido imitado, no sólo en reunir a música y baile alrededor de la tabla, sino en sus formas de bailar (que proceden de muchos maestros y maestras ya fallecidos). Ha publicado interesantes artículos sobre las estéticas sonoras en el baile, sobre la tabla como instrumento, sobre la forma de bailar el jarabe, los cuales deben reunirse en un libro, que hace 5 años le ruego que haga, porque permitirá a otros maestros de danza folclórica despegarse de los escenarios y aproximarse al valor del baile en la tradición.
     A partir de la investigación podemos fundamentar las acciones que emprendemos los Campamentos, en lo que toca ChanequeSon (el grupo de Música y Baile Tradicional A. C., que nunca se ha pensado como exclusivo) y en los conciertos didácticos que se presentan. La panzona, la armonía, el jarabe y los bailes de juego forman parte de las posibles presentaciones del grupo y pronto tendrán a la periquita y el arpa jarabera entre sus compañeros que han salido de las sobras del olvido para reincorporarse a la tradición viva.
        Insistimos en la necesidad de que la improvisación regrese y Gustavo ha hecho que David, Saya, Ana, pero también Gusto por el Son, Los Jabalíes y hasta El Maracumbé le entren al jarabe y el verso improvisado; pronto la décima y la valona regresarán a la fiesta en tonos líricos, reflexivos, religiosos, de salutación y alabanza, sin dejar la comicidad que conocemos como tópico casi exclusivo.
       Siguiendo el libreto del fortalecimiento del Sotavento, buscamos la construcción de instrumentos y aunque Mariano Espinoza es nuestro amigo, el conocimiento llegó por Francisco Mora, tenaz "guacamayense" (Oriundo de Guacamayas, municipio de Lázaro Cárdenas), quien ha aprendido a construir instrumentos con familias de Paracho, como los Pacheco, y con el señor Salinas en Morelia, quien nos guió en la compra de herramientas y materiales para producir la primera guitarra sexta de Los Ciruelos, donde algún día saldrán instrumentos con "etiquetas verdes", producidos con maderas que reforestarán El Astillero y que de manera sustentable, serán cortadas para producir instrumentos musicales de la región: arpas, guitarras de golpe, vihuelas, armonías, tuás, tamboritas, tablas para bailar, violines, chelos y bajos.
         Los propios Ciruelos y El Astillero conformarán el Centro de Investigación para el Desarrollo de la Tierra Caliente, que será una estación de investigación primero, luego un espacio para ofertar diplomados a jóvenes egresados de la UMSNH y otras universidades que quieran estudiar con una perspectiva de Desarrollo Sustentable y con Participación Comunitaria; quienes brindarán talleres de formación a las personas de la región de Tzitzio, Tuzantla, Tiquicheo, Carácuaro y Nocupétaro, donde se encuentran algunos de los municipios más pobres de Michoacán (y del país).
       Tendrán asilos estudiantiles para que jóvenes de la región se formen como licenciados en Desarrollo Social Comunitario, en Educación de las Artes Tradicionales, Etnolaudería y en Trabajo Social y Salud Comunitaria; pero también en maestrías como Arquitectura Tradicional Comunitaria, Ecología para la Sutentabilidad, y Sociología Rural. Las cuales serán interinstitucionales entre la UMSNH, UDCM, UIIM, UNAM y la UG (no descarto a las Benito Juárez, en cuanto sepa cómo funcionan). La Responsabilidad Social Universitaria dejará de ser ideas de escritorio y se volverá acción real inmediata.
         Entre el cuerpo de docentes tendremos a varios campist@s y los campamentos serán sólo una acción entre cientos que ocurrirán en ése antiguo asentamiento matlatzinca que fue San Pedro Ixtapan Copuyo.
          Así que para tan grandes sueños lo que nos faltan son manos e inteligencias; necesitamos que esos que están apenas saliendo de la universidad vayan a los posgrados, que los que van a entrar a prepa busquen perfiles que embonen, y sobre todo, aquellos que ya son investigadores en universidades regresen, pero no a enseñar El Pollo, sino a gestionar y crear sinergias.
       Aquí ya nos separamos de los "jarochos" (aunque ya abrieron su licenciatura en laudería tradicional), porque NO QUEREMOS UN MOVIMIENTO MARIACHERO, no queremos que los niñ@s se conviertan el Folk stars que vayan de escenario nacional en escenario nacional, o internacional, o que salgan a "DIVERTIR BORRACHOS" (en cantinas de pueblo, en "Festivales culturales" o "Conciertos internacionales", para eso ya hay muchos y no porque sea "deshonroso", como pensaban las mamás de antes, sino porque imagino futuros plenos para ellos en la labor comunitaria (Utopías quiroguiana, moreliana, y cardenista).
        Aquí oculto la bola de cristal y medito los consejos que les daré a los nuevos promotores... afilen bien sus cuchillos, porque vamos a carnear....

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