...Que no se ha de servir de mi sangre
... Águeda de la Huerta, esclava de doña Francisca de la Huerta, llegó a la casa del regidor don Francisco Peraza y Fernández a reclamarle entregara a sus sobrinos, que estaban depositados en su casa, pero como éste se negó a entregar a los niños:
Dixo con mucho orgullo, ruido y ademanes: —¡Que no se le debía nada!
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