Aunque se reconoce la influencia de las músicas populares mediáticas en el repertorio de la Tierra Caliente, todavía no hemos determinado de manera concreta aquél que fue incorporado mediante el disco y la radio nacional. Hay una tendencia nada sana a atribuir la autoría de piezas a músicos tradicionales “emblemáticos” (cuando menos para algunos grupos sociales locales), como Isaías Salmerón o Juan Bartolo Tavira, costumbre que ahora se realiza con Juan Reynoso. Aunque pudieron componer algunas piezas, no es probable que lo hicieran con la mayoría del repertorio. La libreta de coplas de don Alberto Albarrán nos puede ayudar a entender esos procesos de apropiación de piezas distintas a la tradición; ahí podemos encontrar un “gusto menor”, es decir en tono menor, atribuido mediante la preposición “de” a un tal “Navarro”.
Gusto menor de Navarro
(Gusto menor)
Corrido:
Si supieras lo mucho que he sufrido,
si tu vieras lo mucho que he llorado;
nunca más volverías de nuevo al nido
que una vez ya dejaste abandonado.
Corrido:
Besos que dieron un tiempo placer y dicha,
besos que consiguieron dejar resabios,
fue un veneno para mis dichas
que por besarlos mordí mis labios.
He sentido tu ausencia intensamente;
pues jamás te creí tan ruin y falsa;
solitario he sufrido amargamente
evocando los besos que tu me dabas.
**El mismo corrido .
¿No te acuerdas jamás de aquella tarde,
ni recuerdas que un día te he querido?
Me da pena mirarte ¿Di por qué lloras?
Vete ya por piedad ¿por qué has venido?
Fin
Una lectura podría ser que hay un músico de apellido Navarro, contemporáneo de don Alberto, o antecesor, que sería el “compositor”, o autor de la pieza; pero con los recursos electrónicos, en los sitios de Internet especializados en líricas de canciones, pudimos comprobar que el “gusto” es en realidad una “canción yucateca” registrada por Luis Martínez Serrano, quien no era yucateco, sino catalán, quien pasó su infancia y juventud en Argentina, donde fue pianista y arreglista; llegó a México en varias ocasiones desde 1921, pero se asentó definitivamente en 1943 para asumir la presidencia de PHAM (Promotora Hispano Americana de Música), desde donde desarrolló una labor de compra de composiciones musicales para su reproducción impresa,fonográfica y cinematográfica; es cierto que desde ahí se atribuyó la autoría de piezas tradicionales o sus “arreglos” como: La Bamba, La Llorona, La Barca de Oro, Rosita Alvírez, El Hijo Desobediente y La Adelita, por poner algunos ejemplos de estas prácticas poco éticas que han sido el pan de cada día cuando la música tradicional se encuentra con las industrias culturales de la edición impresa de partituras, el disco, la radiofonía o el cine. A sí que no podemos “asegurar” que éste personaje fuera el autor, si acaso el “arreglista”.
La canción algunos la titulan ¿A qué has venido?, aparece grabada para el sello Brunswick 40237-B, con “Juan Pulido and The Castilians” (Juan Pulido y los Castellanos), en un disco de 78 rpm. El género es “canción yucateca” y el autor registrado es Luis Martínez Serrano; fue grabada en 1927. Martínez se afincó en 1921 en la ciudad de México, momento en que se está cultivando ampliamente la composición en la península y por sus trovadores en la ciudad de México, Guty Cárdenas estudia en la capital, en ésos años Palmerín compone por encargo “Peregrina”.
La primera grabación fue realizada por el barítono español Juan Pulido Rodríguez, nacido en Canarias, pero hizo su carrera profesional y murió en México. Hay una versión en dueto con el famoso tenor Dr. Alfonso Ortiz Tirado y su hermana Sarah Ortiz Tirado, una cantante mezzo soprano y pianista; ambos debutaron en 1930 y la grabación es para el sello Brunswick 40375-B.
El primer intérprete, Juan Pulido, tenía éxito a través de sus grabaciones de tangos para la marca Columbia, realizadas hacia 1926, anunciados en El Informador, periódico diario de Guadalajara. El barítono se vinculó con la casa alemana Bayer, y su producto cafiaspirina, para dar vida a “Don Pancho”, un personaje usado para la mercadotecnia equivalente al famoso “Don Chema” de Sal de Uvas Picot; se trataba de un personaje campirano que sufre un dolor de cabeza y que, gracias a Cafiaspirina, logra aliviarlo. La publicidad no paró ahí, Juan Pulido grabó un disco con un fox, llamado “Don Pancho”, que se comenzó a regalar en 1927, también un poema repartido en volantes, y en 1930 protagonizó “Las Aventuras de don Pancho”, una película que se iba exhibiendo de manera libre en las plazas, mercados y calles de México; y en algunos casos se presentaba acompañado con la Marimba Centroamericana, en el “Cine Parlante Bayer”, que también era itinerante. Así que Juan Pulido, además de sus dotes como intérprete de tangos, era una figura popular en México, en los años 30 del siglo XX.
En la versión de La libreta de coplas de don Alberto Albarrán, faltan dos coplas, que si aparecen en las versiones grabadas como canción yucateca y por otros músicos de la Tierra Caliente del Balsas:
He llorado en silencio cual llora un niño
el día que tú dejaste mi hogar querido
Todo se ha muerto junto con mi cariño,
Mi dulce ensueño de oro desvanecido
Vuelves arrepentida de nuevo al nido,
Pero tanto he luchado por olvidarte
Que tras mucho pedirlo logré el olvido,
De mi mente por siempre pude alejarte.
En otro espacio ya he escrito sobre el Curripipí, son tradicional del Sotavento, pero con orígenes comunes con las penínsulas, de Yucatán y España, donde coexistió o tuvo un origen común con el Churrimpamplí, otra pieza musical bailable. Al Curripipí, nombre que también se da a un pájaro, lo encontramos como pieza bailable en Salta, Argentina, en 1805, y grabado en la década de los años 30 por Guty Cárdenas, de donde pudo tomar la música Juan Reynoso para re-elaborar, o sintetizar “El toro sin caporal”.
No sería raro que “Navarro” hubiese sido el primer músico de la región que escuchó la canción, ya sea en un disco tocado en vitrola, en una carpa de la empresa Bayer, ejecutada por Juan Pulido, o por una orquesta de las villas de Los Balcones de Tierra Caliente, y que se la haya apropiado, pasado a la forma “gusto”, ejecutando y enseñando la a los músicos de la región. En todo caso, aunque ahora para nosotros es fácil hacer una genealogía del origen de la piezas de música de la región, para los músicos de los valles del Balsas medio, sin comunicación eficiente fuera de la región, este conocimiento era de difícil acceso; pero, además, venían de una cultura donde la “propiedad intelectual”, la “autoría” de una pieza musical no necesariamente era conocida, y no era necesario “saberlo” para poder tocarla. Navarro trajo una canción yucateca a la región, la transformó en “gusto” y a él se le atribuye.
Un ejemplo con Juan Pulido:
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