martes, 27 de febrero de 2024

Sobre mariaches y mariachis...

 El mariache surgió en el occidente de México, no sabemos si en la Costa, en la Sierra Madre del Sur, en la Tierra Caliente, El Plan, El Llano, Los Balcones, El Bajío o Los Altos. Es probable que, con base en una tradición de origen prehispánico, se formara una capilla musical indígena, adiestrada por una órden religiosa, y derivada de esta los africanos y sus descendientes incluyeran sus formas musicales conformando una nueva cultura musical que se expandiera de una región a sus vecinas, o que surgiera de manera paralela con los mismos elementos en varias regiones.

Algunos piensan que el centro de la tradición es el baile sobre un idiófono de percusión con los pies, que aparece referenciado, con distintas formas y dimensiones, en casi la totalidad de las regiones que tienen culturas musicales emparentadas del occidente. Su importancia ha sugerido que la palabra "mariachi" podría referirse a un árbol que proveía del material para realizar la "tabla"/"tarima"/"artesa". La propia fiesta se realiza bajo árboles grandes que proveen de sombra, como las higueras, las parotas, los mezquites, en fin, de aquellos que proporciona la naturaleza donde vivían y se desarrollaban los grupos humanos que tenían esta práctica cultural.
Estas músicas de origen rural, vinculadas con su vida material, la agricultura, la vaquería, la pesca, reflejan en su lírica la flora y la fauna del espacio regional que, en muchos espacios geográficas es compartido. Así tenemos El Tesmo, El Ardillo y El Cuinique, que son sones, o el mismo son, que se refiere un animal en común, que recibe el nombre científico de Notocitellus adocetu o Notocitellus annulatus, una especie de "ardilla de tierra" endémica, que vive desde Guerrero a Nayarit. Lo curioso es que las frases musicales son "parecidas", por no decir iguales, y la característica común es imitar el sonido que produce el animal, tocando con la uña de la mano derecha la cuerda prima, tan, tan, tan, repite el llamado tan, tan, tan (transcripción del Dr. Arturo Chamorro); es una homofonía que aparece en otros sones tradicionales que tienen nombre de animal, por ejemplo El Burro, La Perra, etc. ¿Dónde se creó la frase musical que caracteriza al son? en Michoacán, en Colima, en Jalisco ¿Por qué la "copiaron", pero la "renombraron"? ¿Es una evidencia de un origen y expansión, o de un surgimiento paralelo y comunicación regional? La respuesta no es fácil.
El que las élites del occidente de México usaran las músicas campesinas rurales de los grupos sometidos por ellos para constituir un discurso "nacional" parece"obvio", porque sucedió con otros discursos nacionales planteados por los Estados en Latinoamérica. El desarrollo del mariachi de masas a lo largo del siglo XX, de la mano con la construcción de una política "no alineada" (a las izquierdas y derechas de la Guerra Fría) que lidereara el Estado mexicano, y que la Industria cultural "mexicana" la utilizara como un producto ha sido eficaz. La homogeneización para la venta, como producto, es un objetivo paralelo con la estereotipación para la identificación social. El mariachi de masas, sus instrumentos, su música y su traje, son productos y estereotipos culturales, usados por la Industria cultural y el Estado con un fin coincidente, político y económico, que busca el control social mediante el control cultural.
El fin económico y político que persiguen el Estado y la Industria cultural no son venebolentes. El primero necesita de una identidad nacional homogénea; donde las identidades regionales no crezcan ni puedan sobreponerse a la nacional. El segundo necesita unificar el gusto para que un solo producto pueda tener un impacto mayor y generar ganancias más fáciles en un mercado homogéneo, casi único y controlado por un grupo empresarial. El PRI y Televisa crearon una alianza fructífera para ambos, controlar el Estado y el mercado cultural, mediante un producto emblemático: el mariachi de masas: Vargas, América, Gamamil, Oro, Cobre, etc.
Una nueva visión del Estado mexicano como plurilígüe, multicultural, y esperemos, también "plurinacional" se ha reflejado con un cambio en el rumbo político, que apenas se refleja en la "política pública", como acción del Estado. Mientras la música norteña, y luego la música grupera, y sus híbridos, tomaron el lugar que ocupó el mariachi de masas, ni Televisa, ni el Estado mexicano cambiaron, hasta que una marea social los obligó; el PRI salío del poder y tras 20 años, prácticamente ha desaparecido del espectro político; Televisa ha perdido capital y ha enfrentado una competencia comercial, que le ha quitado espacios en el mercado, sobre todo en los medios que surgieron a raíz del Internet, como las redes sociales.
En Estados Unidos los estados con fuerte presencia de migración mexicana y latinoamericana recibieron presión para que el mariachi entrara en la educación pública, primero en la educación secundaria y luego en la universitaria. El mariachi de masas, que se había introyectado por el Estado y la Industria en el gusto a las primeras generaciones de mexicanos y latinoamericanos, se volvió un emblema entorno al que aglutinarse para enfrentar al racismo y la exclusión; se usó, por las asociaciones de migrantes y los políticos mexicoamericanos, para construir una nueva identidad política, la de una importante minoría nacional en otra nación, sobre la base de una identidad cultural nacional preexistente.
Hace 20 años surgieron propuestas, desde el Estado, para "fortalecer" al mariachi tradicional, que han ido derivando en fortalecer ese viejo mariachi de masas, tratando de revivirlo con fines poco claros, me parece que incluso para los propios propagandistas. De manera paralela y coincidente, la sociedad civil ha impulsado las artes de tradición oral campesina de sus regiones; muchas veces usando instancias del Estado para realizar un trabajo hormiga y marginal, que en algunos casos, como en el Movimiento Jaranero, que se volvió emblemático para buscar desencadenar procesos semejantes en otros lugares del país, entre ellos el Occidente de México.
Promotores culturales de tradiciones emparentadas, o cercanas al mariachi, aprovecharon el marco del Encuentro Nacional del Mariachi Tradicional para encontrar espacios de visibilización a su trabajo, crear sinergias y acciones que rebasaran lo locla y regional para buscar espacios de cambios; sin embargo, cada vez, es más evidente que la apertura de estos espacios culturales a manifestaciones culturales diversas, están cerrándose a ellas, y a la diversidad regional, tratando de usar esa vitalidad, ideas, acciones y propuestas de la sociedad civil para fortalecer al moribundo mariachi de masas, alegando que su interés por éste es para apoyar a los mariachis populares que subsisten de tocar en fiestas familiares y algunos eventos cívicos a nivel local y municipal. Estas acciones "camufladas" están creando desconfianza entre quienes realizan trabajo social y cultural comunitario, en espacios locales; pues no se revela con claridad acciones políticas (y sobre todo financieras) de política pública que apoye la diversidad cultural, y si en cambio, se vuelve a hablar del "mariachi" de masas como necesitado de "espacios" y se usan los "mariachis universitarios", sobre todo los creados en universidades privadas, para crear "embajadas" culturales al extranjero, se promueven "cátedras" sostenidas por los mariachis de masas, y las acciones y el recurso financiero, que se gestionó hablando del "mariachi tradicional" se desplaza al mariachi comercial mediatizado.
Es necesario no caer en el garlito, porque detrás de la palabra "mariachi" hay muchas expresiones culturales, sociales, políticas, y sobre todo económicas, distintas. Los discursos del Estado, las instituciones y la burocracia usan sin distinción la palabra "mariachi", pero en los planes de gobierno, los presupuestos y las acciones si hay distinciones que hay que atender.
Por eso cuidado con el mariachi, mariaches.



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