martes, 27 de febrero de 2024

Llegó octubre, la temporada del ENMT y del Coloquio sobre el Mariachi, en Guadalajara-Zapopan.

 Todavía no llego, pero noto algunas transformaciones que causan expectativas, y por eso quiero compartirlas; pues como saben, me gusta hacer crónica y con ello evaluar los cambios que, en unos años se verán como marcas de identidad de la generación en la que me ha tocado vivir y construir conocimiento, experiencias y formar a otros.

Este Coloquio ya no tiene casi "vacas sagradas", los chavorrucos estamos a punto de tomar el control de la temática; pero a diferencia de mis profesores, que no alentaron a las generaciones que formaban a participar, detrás. y con nosotros, ya viene una nueva generación, no de licenciados, que es lo sorprendente, sino de jóvenes salid@s de talleres y de familias de músicos de tradición, que apenas están en bachillerato o inician su etapa universitaria.
La burocracia cultural ha cambiado de rostros, pero creo que su preocupación por darle vida artificial al mariachi de masas, mal llamado "moderno", quita recursos y esfuerzos a una empresa con cáncer terminal, y próxima a recibir su certificado de defunción. Espero que sea una muerte rápida y sin dolor, y "a otra cosa mariposa". No obstante, hay que reconocer que han abierto los oídos y han negociado con sus jefes para realizar tranformaciones paulatinas, pero consistentes: ya no hay "JAM Sesions", sino "Fandangos", espero que pronto le llamemos "mariachi", en una de sus más exáctas acepciones; ya hay tarimas para bailar, aunque sean de pino y contrachapado; se han otorgado medallas a agrupaciones jóvenes, algunas lamentablemente extintas o dedicadas al mariachi de masas; se han otorgado reconocimientos a artistas campesinos de diversas regiones, sin pensar en los límites políticos; se ha sacado el "Encuentro" del centro de Guadalajara a los antiguos pueblos (Tonalá, Tlaquepaque) y luego a otras poblaciones de las regiones de Jalisco. La revitalización al CEDIM que todavía no se consolida, pero ahí va navegando.
Claro hay cosas que no comparto, como la creación del Instituto Nacional del Mariachi, o que se le de mucho juego al moribundo mariachi de masas y sus representantes "gringos", que se caigan siempre en los estereotipos "de el mariachi de cantina", y las figuras cantoras y cantatrices del cine, radio y televisión. O que a cada rato se diga que los mariachis modernos necesitan y están amparados por la Declaratoria UNESCOy el Plan Nacional de Salvaguardia, pero no se piensa en el mariachi popular de esquina y trajes ajados y desteñidos, sino siempre sacan a los mariachis mediáticos que residen en EU.
La diversidad de propuestas escénicas de mariachis folcloristas, de profesores y promotores se nutre, con bailes y propuestas musicales; pero todavía sigue privando el "tocar como en el disco", pocos se arriesgan a los desarreglos musicales, aunque le entran con fervor a la coreografía y a los vestuarios de "añoranza inventada". Cada vez menos hay mariachis rurales o urbanos de extracción popular, cada vez hay más jóvenes y hasta niñ@s que tocan con pasión, pero sin una dirección adecuada de sus mediadores, escapados del ballet folclórico o de los mariachis populares y de folcloristas.
En el coloquio por fin, después de más de una década, se ha abierto una mesa para repensar las afirmaciones de los pioneros, pues es necesaria una revisión de los modelos teóricos, de las metodologías y de las narrativas construidas; por lo que este libro, espero, será importante para quienes se aproximarán al estudio social de las artes performativas de tradición oral, no sólo del occidente de México, sino de otros lugares del país y del mundo.
Nos vemos en Guadalajara, ojalá podamos discutir con pasión y beber con moderación

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