Celedonio Serrano Martínez entrevistó a don Blas Valdés, corridista originario de Queruseo, municipio de San Lucas, Michoacán, en la Escuela Regional Campesina de Coyuca de Catalán, Gro., el 8 de septiembre de 1942; entonces le comunicó “La Bola del Tapatío”, que aparece en su libro La Bola Suriana, esa entre otras las atribuyó a Sabino Carrizosa, de La Yerbabuena, Guerrero, sin indicar el municipio. He podido hacer una breve historia de don Sabino Carrizosa a partir de los documentos del Registro Civil y parroquiales.
Don Sabino Carrizosa fue un corridista o trovador popular, vecino de La Yerba Buena, municipio de Teloloapan, Guerrero, pero nacido hacia 1857, en la hacienda de Acamilpa perteneciente al municipio de Jojutla de Juárez, Morelos. Hijo de Amado Carrizosa y Sóstenes Mendoza, no hemos encontrado mucha información. A los 21 años llegó a Teloloapan y se asentó en La Yerba Buena, donde conoció a Aurelia Medina, se casó con ella el 30 de junio de 1891 y se dedicó a la albañilería.
En 1905 nació su hijo Simón Carrizosa, en Ajuchitlán, habido con Adelaida Calderón, con quien incluso se casó, asegurando que era “viudo”, pero su primera esposa murió hasta 1958. El 24 de noviembre declaró que él y su esposa vivían en la Hacienda de San Pedro, del municipio de Ajuchitlán, pero eran originarios de San Antonio en el de Totolapan, el tenía 42 años y se ocupaba en la agricultura, ella tenía 32 y él en las del hogar; aunque podría ser un homónimo, el apellido no es común en la región. Por los registros, don Sabino debió morir entre 1923 y 1930, pues cuando se levantó el Censo Nacional de 1930 en La Yerbabuena, ya no aparece.
En 1930 el Censo Nacional registró en La Yerbabuena la casa de Fausto Carrizosa de 36 años, jornalero, casado con Vicenta Suárez, de 30 años, vivían con sus hijos Rufo y José, de 6 y 4 años, y Berta de un año. En la que sigue su madre Aurelia Medina de 58 años, viuda con su hija Herminia Carrizosa de 37 soltera, costurera, Gaudencio de 26 años, soltero, Daniel de 24 años, también soltero, Ignacia de 22 años del mismo estado, Juan de 20, soltero, Reynalda de 18, en ése momento soltera, Crescenciana de 16 y Albertano de 15, todos nacidos en la Yerbabuena.
Doña Aurelia Medina Sotelo murió el 2 de abril de 1958, de hemorragia cerebral, en La Yerba Buena.
No puedo asegurar que don Sabino “compusiera” algunas de las bolas surianas colectadas por el profesor Serrano en la memoria de don Blas Valdés; sin embargo, “La Bola del Tapatío” es importante porque contiene evidencia de que el término “tapatío” no se asocia únicamente como el gentilicio de los nacidos en Guadalajara, sino que tiene otros significados, en éste caso con el de “ladrón”; un “tapatío” es un ladrón y no un oriundo de Guadalajara.
Es interesante observar que hay una relación entre la Tierra Caliente y sus vecinas: las montañas del Eje Neovolcánico Transversal que ascienden hasta los valles calientes de Morelos, donde se encuentra Jojutla. Esa zona geográfica es una de las vertientes del corrido hacia el sur; así que “La Bola del Tapatío” puede pertenecer a una tradición más antigua y no exclusiva de la región. Catherine Héau piensa que la educación porfiriana fortaleció al corrido y su transmisión escrita, le abrió a temáticas nuevas; pero en este caso me parece se trata de temáticas antiguas.
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