viernes, 10 de diciembre de 2021

Gregorio Alonso y familia

 La familia Alonso conformó un semilleros en la región del Balsas medio, con varias “ramas” genealógicas, por el momento quiero platicar con ustedes de la que salió de El Reparo, municipio de Ajuchitlán, aunque también residió en Totolapan. Por el momento diremos que inició con Antioco Alonso, quien en reiteradas ocasiones presentó a Magdaleno Feliciano (unos 7 u 8 años mayor que él) como testigo, en sus sus matrimonios, el nacimiento de sus hijos y el deceso de un hermano. La profesión de don Magdaleno Feliciano registrada es la de “labrador”; pero, como sabemos, también fue violinista, y raíz de una familia conocida por el apodo que le impusieron sus amigos: El Puneche; un pequeño pescadito del río Balsas.

El 21 de noviembre, víspera de Santa Cecilia, de 1897, don Antioco Alonso, natural y vecino de Ajuchitlán, con habitación en la Comarca del Reparo, presentó vivo un niño a quien le puso por nombre Gregorio Alonzo, hijo legítimo del compareciente y de su esposa la señora Reyes Bacilia, de 25 años de edad. El niño presentado era nieto por línea paterna de los entonces ya finados: Agustín Alonso y María Jorge Millán; en tanto que por la materna del finado Domingo Felipe y de la señora María Bacilia, entonces de 58 años de edad, viuda.

Aunque parezca raro, Gregorio Alonso y María Ismael Salgado, cuando bautizaron en Totolapan a María, hija natural de Agapita Alonso, hija de José Ma. Alonso y Jesusa Aureoles.

En 1911 Antioco enviudó y se unió en un nuevo matrimonio con Petra Santamaría, aunque en su acta dice que tenía “35” años, en realidad tenía 46; fueron sus testigos: Magdaleno Feliciano, de 63 años, labrador, y a Pedro Calvo, 60 años, artesano, aunque también me parece, miembro de una familia de músicos. Ése año también murió su hermano Benito Bailón, a los 45 años, fueron sus testigos Magdaleno Feliciano y Lucio Pascual, también miembro de una familia de devotos de Euterpe.

En 1920 se presentaron para contraer matrimonio Álvaro Alonzo y la señorita Dolores Jimenez. El primero dijo: ser “originario y vecino de este pueblo”, soltero, jornalero, de 20 años de edad, hijo legítimo de Gregorio Alonzo y de Ismaela Salgado que viven y la pretensa dijo: ser del mismo origen célibe de 16 años de edad, hija natural de la señora Nicolaza Vergara que vive, todos vecinos de Ajuchitlán.

Un año después, en Totolapan, compareció Gregorio Alonzo de nacionalidad mexicana, de 35 años de edad, casado, filarmónico, “originario y vecino de esta cabecera”, en la 3a manzana, quien presentó vivo un niño nacido a las 5 de la mañana de ése día, a quien puso por nombre Vicente, hijo legítimo del señor Álvaro Alonzo de 20 años de edad, filarmónico y de su esposa Ma. Dolores Jiménez de 18 años de edad, casados y de este mismo domicilio; el niño presentado es nieto en línea paterna del comparente y su esposa Ismaela Jiménez y en línea materna de la señora Nicolasa Vergara. Nos queda la duda de dónde nació Álvaro, pero no perdemos la esperanza de encontrar su fe de bautismo o su acta de nacimiento.

En 1925 don En febrero de 1925, el ciudadano Álvaro Alonzo, casado, filarmónico de 25 años de edad, originario y vecino de este pueblo de Totolapan, llevó a registra a su hijo Álvaro, habido con la señora Maximina Bahena, soltera, de 30 años, originaria de Palo Alto Municipio de Arcelia, y vecina de esta población. El niño ocupó el segundo lugar de progenitura “y procede de raza indígena pura”. Sus dos familias vivían en Totolapan y el 22 de diciembre del mismo año, Álvaro y doña Lola, bautizaron a su hijo Nicolás Esteban.

Alvaro murió el 18 de febrero de 1927, y lo notificó al Juez del Registro Civil Gregorio Alonzo casado, filarmónico de 59 años. Quedó registrado que el señor Álvaro Alonzo, era casado, músico, de 25 años, hijo legítimo del comparente y de la señora Ismaela Salgado, dejando viuda a la señora Ma. Dolores Jiménez; fue sepultado en el campo mortuorio del pueblo “y pertenecía a la raza indígena pura”.

En 1930 vivía la familia en la calle de la Reforma, casa número 87, don Gregorio Alonso de “90 años” (en realidad de 62), casado con Ismaela Salgado 38 años, con su hijo Inocente Alonso de 10, y su hija Carmen Alonso de 8.

Todavía no sabemos si la práctica musical continuó entre la familia Alonso después de la tercera generación, pues al registra a su hijo Gregorio (como se llamó su abuelo), nacido el 25 de abril de 1941, en Totolapan, Vicente Alonso, soltero, de 25 años, originario y vecino de La Tinaja, aparece como “agricultor”, ocupación que, como hemos visto a lo largo de estas comunicaciones, es mas un genérico que una especificidad.

Leonor Vázquez Cárdenas, violinista

 Leonor Vázquez, “El Rey de la Garlopa”, fue un violinista de Villa Madero (antes conocido como El Potrero), en el municipio de Tlalchapa, miembro al parecer de una familia musical, aunque, como suele suceder, no necesariamente registrada esa actividad, la práctica de Euterpe se infiere porque mantuvieron vínculos con otras familias de músicos durante varias generaciones.

    La raíz inició con el nacimiento de José Juan en Tlalchapa en 1893, hijo legítimo de Vicente Vásquez y Brígida Cárdenas; dos años después nació Secundino y en 1897 José Lucas; en 1904 Constancio. No hemos encontrado los registros de Leonor Vázquez Cárdenas, pero debió nacer hacia 1903.

    En 1907 se casó Isaías Pérez, de 32 años de edad, soltero, agricultor, originario de El Potrero, con Saturnina Vargas, de 15 años, célibe, “con la profesión de su sexo”, hija natural del señor Leonor Vázquez y Belhem Vargas.

    En 1930, en El Potrero de Tlalchapa, en la calle de Juárez, casa número 10 vivía doña Brígida Cárdenas, viuda, entonces con 60 años de edad, con sus hijos Constancio Vásquez, soltero, de 20 años, Lucas Vásquez, soltero de 25, Catarino Vásquez de 3 años y Luis de 2. En la calle de Héroes, en el número 6 vivía Juan Vásques, carpintero, de 40 años, casado con Efrén Jacob de 36 años,  sus hijos, María Nieves Vázques, soltera de 18 años; me parece que Juan también tenía una actividad musical, como veremos después.

    El 10 de agosto de 1930 nació Lorenzo Jerónimo, hijo de Leonor Vázquez y Ma Belem Vargas, y el 18 de noviembre murió doña Brígida Cárdenas, la matriarca, a los 60 años de edad, viuda, católica, “indígena y mexicana”, el compareciente fue don Leonor.

    Tres años después, el señor Leonor Vásquez de 30 años de edad, casado, carpintero, originario y vecino de la Cuadrilla del Potrero registró una niña a quien le puso por nombre Luciana Vásquez, hija legítima del comparente y de la señora Belén Vargas, fueron sus abuelos paternos el señor Vicente Vargas y Brígida Cárdenas que eran difuntos, pero en el acta dice “que viven”.

    En 1933 nació en El Potrero una niña a quien se bautizó como Fidencia Dionicia, hija natural de Ma Nieves Vásquez, soltera, hija de Juan Vázquez; fueron sus padrinos Dionicio Montañez y Ma Apolinar Mondragón. Dionicio Montañéz era guitarrero de Ascención Millán, al parecer muy querido, pues aparece como padrino y testigo de muchos músicos de Tlalchapa.

En 1938 el señor Leonor Vázquez, “de 40 años” (en realidad de 35), casado, carpintero, se presentó para comunicar la muerte de su hermano Constancio Váquez, “a consecuencia de una enfermedad desconocida”.

El 8 de julio de 1941 compareció Leonor Vázquez para registrar a Salomón Váquez, hijo “natural” del comparente y de la señora María Belén Vargas de 35 años; la calificación es porque sólo estaba casado “eclesiásticamente”. El acta nos revela información interesante: aunque era carpintero, se registra como agricultor, no sabe leer ni escribir, “de raza indígena mexicana”.

A los 29 años, Ma. Nieves Vásquez se casó con Antonio Betacourt, el 2 de marzo de 1942, en Tlachapa, sus padres Juan Vásquez y Efrén Jacob, eran vecinos de Los Nopales, del mismo municipio.

    En 1946 don Leonor Vázquez, carpintero, del Potrero, casó a su hijo Juan Vásquez, de 19 años, soltero y agricultor, con J. Guadalupe Marín. Todavía hay mucho por saber de la familia Vázquez de Tlalchapa, carpinteros, agricultores y con una  actividad musical.

miércoles, 8 de diciembre de 2021

Abel y Nemorio Teodores Luis

 Los hermanos Teodores participaron en el Conjunto Ajuchitlán desde los años 60. Abel Teodores Luis, ejecutante de la guitarra sexta, contrabajo, nació en El Zacahuaje, municipio de Ajuchitlán, el 5 de agosto de 1943; su hermano Nemorio tocaba la guitarra y cantaba.
     Su padre fue Juan de la Cruz Teodores, litigante y empleado de oficina, y su madre María Luis Fierro “dedicada a las labores del hogar”. Los abuelos paternos de la familia fueron: Teodoro Severiano y Clemencia Simón, finados; los abuelos maternos Timoteo Luis y Longina Fierro, también difuntos cuando nacieron sus nietos.
         El padre, don Juan, le llevaba casi 30 años a la madre, se casaron formalmente el 20 de enero de 1949, y aprovecharon para reconocer a los hijos que ya tenían: María de la Ascensión, María de Jesús, José Adolfo, Nemorio, Rafaela, Elvira María Clemencia, Emma, Abel, Matías y Catalina. Don Juan murió en 1959 a los 78 años.
    En las fotos Nemorio de blanco y Abel de azul




J. Buenaventura Sánchez, músico de Tlapehuala

 En 1930 vivía en Poliutla la familia formada por Prisciliano Calderón, de 50 años, casado con Otilia Navarro, en el Barrio del Paso Real, en la casa marcada con el número 17; con ellos vivía su hija de 19 años, soltera, que sabía leer y escribir, Imelda Calderón Navarro.  Apenas con 15 años ya había bautizado a Josefina Gloria, hija legítima de Víctor Popoca y Romana Sabaleta, nacida en Poliutla; y el mismo año, en marzo, fue madrina de Jacinta Cecilia, hija natural de Rosa Castillo
    . En tanto que en la calle Quinta, número 22, de Tlapehuala, vivía el grupo familiar formado por Marcial Sánchez, de 55 años, casado por las dos leyes con Juana Pérez de 50 años, con sus hijos Leodegaria Madariaga 26 años, Silvestre Madariaga 16, J. Isabel Madariaga 10 años, escolar, Amelia Madariaga de 8 años, escolar, Desiderio Sánchez de 7, escolar, Juana Sánchez de 6 , también escolar, y Delfina Sánchez de 3.
        En 1932, ambas familias residían en Tlalchapa, ahí se conocieron Buenaventura e Imelda, quienes se presentaron con el fin de contraer matrimonio el 16 de enero de 1933. Buenaventura Sánchez, dijo tener 28 años de edad, soltero, filarmónico, originario del pueblo de Tlapehuala, municipio de Pungarabato y actual vecino de la población. La  señorita Imelda Calderón dijo tener 22 años de edad, célibe, “sin profesión por su sexo”, católica, “indígena pura”, mexicana, sabe leer y escribir ,originaria y vecina del pueblo de Poliutla, municipio de Ajuchitlán y actual vecina de este pueblo. Al día siguiente se casaron.
            Hasta el momento tenemos el registro de María Micaela, nacida el 19 de enero de 1936, en Poliutla y bautizada en la parroquia de Arcelia, como su primer hija. La joven pareja cambió su residencia tal vez por el ejercicio de don Buenaventura, que aparecerá como “profesor”, aunque también como “agricultor”. El 5 de noviembre de 1939 nació en Temisco, municipio de Argelia, un niño a quien llamaron Juvenal.
            En 1942 nació Olivia Sánchez, su padre, el profesor Buenaventura Sánchez de 39 años, originario de Tlapehuala con residencia entonces en Valle de Galeana, también municipio de Arcelia; la madre Imelda Calderón, entonces de 38 años casada, “de  raza indígena”. La niña, nacida el 3 de enero, era la quinta del matrimonio. Al parecer todavía no contraían matrimonio eclesiástico porque al bautizar a Olivia, aparece como “hija natural de Imelda Calderón”.
            Un año después, nació Lilia, en Poliutla, pero fue bautizada hasta agosto de 1944 en Arcelia.
          En mayo de 1947 nació Guillermina, en Tulantengo, municipio de Arcelia, fue bautizada el 1 de agosto y registrada el 10 del mismo mes en Arcelia. Buenaventura aparece como “agricultor”.
       En 1949, al parecer, don Buenaventura ya había abandonado la docencia definitivamente, pues al registrar a su hijo Eduardo, el 13 de octubre, dice que tiene 45 años, es filarmónico, casado con Imelda Calderón Navarro, entonces de 35 años, doméstica, mexicana, y ambos en domicilio conocido en Poliutla. El pobre Eduardo moriría por un piquete de alacrán el 27 de febrero de 1949.
            No todo eran desgracias, el 19 de diciembre de 1949 su hija Delia Sánchez Calderón, de 17 años, se casó con Fidel Solís, de 26 años, de San Marcos, chofer, vecino de Poliutla.
En 1951 nació en Poliutla, fue registrado y bautizado en Arcelia, Miguel Ángel Asunción, quien viviría hasta los 18 años, cuando murió por un tumor canceroso en el testículo derecho, en Acapulco de Juárez, el 25 de marzo de 1969, donde estudiaba, pues su familia había cambiado su residencia al puerto.
            Don Buenaventura Sánchez Pérez murió a los 87 años de Neumonía, el 10 de diciembre de 1989, en la Col. Bella Vista. Doña Imelda Calderón Navarro, murió de úlcera gástrica, a los 83 años, en Las Cruces, Acapulco, el 12 de julio de 1996.
 

lunes, 6 de diciembre de 2021

Catarino Real, violinista, nativo de Tlapehuala y vecino de Pungarabato

Como sucede en otros casos de músicos con varios matrimonios don Catarino Real nunca se casó formalmente; pero tuvo varios hijos, el segundo lo llevó a registrar el 14 de febrero de 1922, entonces aparece como de 25 años, soltero, filarmónico, “de raza indígena”, mexicano, originario y vecino de Pungarabato. Lo llamó Amadeo, y como era usual no aparece el nombre de la madre.
        En 1930 aparece viviendo en la calle “27 de Septiembre”, en la casa marcada con el número 37, donde se le marca como jefe de familia; tenía entonces 40 años, según el censo (en realidad 53 años) soltero, filarmónico, y con él vivía la familia de Romualdo Alonzo de 50 años, casado con Juana Rentería de 40 años, Juan “Rial” de 25 años casado con Timotea Alonso de 20 años, con sus hijos Hermenegildo Real de 3 años y  María Rosita de 8 meses. En la misma casa aparece otra familia, al frente Agustina Nava de 60 años, viuda, Miguel Real, de 35 años, músico, casado con Juana Billalva de 22 años y Agapito Real de 14 años. Ninguno aparece como que sabe leer y escribir.
        En Ciudad Altamirano el día 20 del mes de octubre de 1936 compareció el ciudadano Catarino Real de 35 años de edad, soltero, filarmónico, originario y vecino de esta cabecera, con domicilio en la 3a manzana y presentó un niño vivo nacido en 4o lugar a los 18 días del actual, a quien puse por nombre y apellido José Lucas Real hijo natural del compareciente y de Catalina Velázquez de 25 años de edad, vecina del mismo lugar, ambos católicos, mexicanos, de raza indígena mezclada con blanca.
        En 1943 se presentaron para su casamiento Brígido Hernández y la señorita Felipa Hernández, el primero de 51 años de edad, viudo, ejidatario, originario y vecino de la cuadrilla de Characharando, Michoacán, hijo legítimo de los finados Cornelio Hernández y Feliciana Benitez, y la segunda de 18 años de edad, célibe, con las ocupaciones domésticas propias de sus sexo, originaria de la cuadrilla de Tacupa, Michoacán y domiciliada en Characharando, hija natural del señor Catarino Real, filarmónico, originario de Totolapan y domiciliado en la calle del Progreso número 39 de esta ciudad y de la señora Rosa Hernández originaria y vecina de Tacupa.
        Hay un ligero problema en cuanto a la edad, pues sabemos que su padre se llamó Agapito y por ello el hijo de su hermano Miguel, recibió ése nombre; pero, hasta el momento, el único registro que tenemos no parece concordar con las fechas de nacimiento de don Catarino el músico, con un homómimo mucho mayor que se bautizó el 5 de mayo de 1877, oriundo de Tlapehuala, a quien se le puso por nombre José Catarino de Sena, fue hijo legítimo de José Agapito Real y de María Higinia, pareja que registró hijos hasta la 1890 y vivían en el rancho de Tiringueo, comprensión de Tlapehuala, entonces parte del municipio de Pungarabato.

domingo, 5 de diciembre de 2021

Epitacio Ambrocio e hijos

En el pueblo de Pungarabato el 12 de abril 1868 se presentaron para su matrimonio el ciudadano Epitacio Ambrocio y María Dolores Pomposa, “manifestando los positivos deseos que tienen de contraer matrimonio”; el primero dijo llamarse como queda dicho de 25 años de edad, de estado soltero, de ejercicio jornalero, originario y vecino de este pueblo en el rancho de Tinangaro, hijo legítimo de Agustín Ambrocio y María Teresa Micaela, y que no conoció a ninguno de sus abuelos maternos y paternos. La señorita pretendiente manifestó tener 18 años, soltera, originaria y vecina del rancho de Las Querendas, hija legítima de Miguel García que vive y de María Crescenciana Juárez, difunta.

El primero de octubre de 1884 al registrar a su hija María Lambertina, decía que ambos padres eran “indígenas”, aunque luego aparecerá como “de raza indígena mezclada con blanca”. A pesar de su constante aparición en partidas documentales, don Epitacio no quedó registrado como “músico” o “filarmónico”, como dos de sus hijos, sin embargo, se le atribuye la autoría de “El Caimán”.

En Pungarabato El 22 de diciembre de 1927, en Pungarabato, compareció el ciudadano Casimiro Ambrosio de 40 años de edad, soltero, filarmónico, originario de Las Querendas Chiquitas de este municipio y dijo: que ayer a las 4 de la tarde y en el mismo domicilio falleció de Cólico el señor Gumersindo Ambrosio de 50 años, soltero, filarmónico, originario y vecino que fue de la misma cuadrilla, habiendo sido hijo natural de los señores Epitacio Ambrosio y María Dolores García, finados. El cadáver fue inhumado en la fosa común del panteón de Guadalupe del pueblo.

Casimiro Ambrosio murió en la cuadrilla donde nació, Las Querendas, a la edad de 38 años, y aunque era músico aparece registrado como “jornalero”, soltero. Lo fue a dar a conocer su hermano J. David Ambrosio de 60 años, a la nueva ciudad Altamirano el 28 de noviembre de 1944.

Dionicio Pascual, “Nicho”, violinista.

Don Dionicio Pascual tuvo una vida bastante interesante, aunque aparece en muchos registros en ninguna se fija su ocupación de músico. Nació hacia 1891 en San Miguel Totolapan, a quien en varios documentos se le califica de “indígena de raza pura”; estuvo casado civilmente con Reynalda Celso Calderón con quien procreó a Inocencio nacido en 1918, a quien su abuelo todavía vio, pues moriría el 20 de diciembre de 1919, a los 69 años.

El año 1921 estuvo lleno de sucesos para Dionicio Pascual, primero en enero de 1921 registró a María Ines, el 4 de febrero a Inocente que era el primogénito, ambos habidos con la señoraé Reynalda Celso. El 27 de febrero presentó a su hija María Amada, “hija natural” con Ana Romero de 16 años de edad,de Totolapan. El 4 de noviembre de 1921 se casaron por el civil Dionicio y Reynalda. El 21 de noviembre registró a Leopoldo de la Cruz, que lo tuvo con María Francisca de la Cruz, de 28 años, también de Totolapan.

En 1924 el señor Pascual a Teresa Estefanía, hija que tuvo con Reynalda. En el 27 nació Ignacio Valentín, hijo natural habido en Valeria Valentín, soltera de 30 años y de Totolapan, registrado como que ocupa el segundo lugar de progenitura “y procede de raza indígena pura”. En 1929 nació Lucio Pascual, hijo habido con Reynalda, y el sexto del linaje familiar.

En 1930 la familia estaba viviendo en la calle esquina de Hidalgo y Progreso, marcada con el número 42. Registran a Dionicio Pascual de 26 años (en realidad de 39) casado con Reynalda Celso de 19 (en realidad de 34), con Vicente Pascual de 14 años y Rafaela Pascual de 5, pero como sabemos había 4 más, pero no todos vivos. El 25 de junio nació Gervacio y es registrado como en el cuarto lugar de primogenitura.

Las “aventuras” extramaritales de don Dionicio no acababan, en 1934 (a los 43 años, nació Celestina, hija que tuvo con Baleria Florentin, de 40 años, viuda, y la 5a en aquella familia.

En 1937 nació María Inés, la niña en el onceavo lugar de la familia formada con Reynalda Celso.

En 1950 se casó Lucio Pascual con Mercedes Guadarrama, ahí aparecen el y su padre como “agricultores”.

El 8 de octubre de 1959 murió don Dionicio Pascual U., no hemos encontrado todavía el apellido de doña María Eufracia, su madre. Falleció de tuberculosis a los 68 años.

sábado, 4 de diciembre de 2021

Crescencio Escalante

 Crescencio Escalante, violinista, hijo de Vicente Escalante y de Felipa Costilla, nació hacia 1916. A los 16 años fue padrino, junto con su hermana María Encarnación, de Eulogio Martín, hijo de Apolinar Peña y Natalia Mendoza. A los 20 años se casó con Columba Hernández, de 15 años; uno de sus testigos fue Reynaldo Arellano, músico.

El 12 de septiembre de 1941, don Vicente Escalante, de 46 años de edad, presentó para su registro a su nieto Nicolás Escalante Hernández. En todos los registros anteriores aparece Crescencio como jornalero, pero el 28 de noviembre de 1943 al presentar a su hijo Juan, aparece como de 25 años, filarmónico, y sus testigos fueron: Juan Feliciano, 32 años, filarmónico y Felipe González, 48 años, filarmónico.

En 1945 Petra López registró una niña llamada Guillermina, hija de Crescencio Escalante de 25 años, jornalero, mexicano y de ella que tenía también 25 años; tal vez, se trata de un segundo matrimonio, como era “usual” entre los músicos de la época.

Narciso Salgado, "El Tito", violinista.

 Narciso Salgado, “El Tito”, fue el violinista segundero de Ascención Millan, de Tlalchapa. Nació el 29 de octubre de 1901, en la Hacienda del Potrero, hijo de Tomás Salgado y Maximina Antúnez, bautizado como José Narciso por su tía Aniceta Antúnez.

En 1930 vivía en la calle Cuauhtémoc número 1, Narciso Salgado entonces de 30 años, casado con Lucina Alquisira de 25, con sus hijos Ma Efrén Salgado de 5 años, y con ellos, Leodegario Granados de 40 años casado, Gerónima Palacios de 36 años.

Tuvo 6 hijos, María Efrén nacida en 1925 y fallecida en 2019, Roberto que nació en 1928 y murió en 1932 de viruela, Renato Benito nacido en 1929, Florentina que nació y murió a los 10 meses en 1930, el profesor José Socorro Salgado nacido en 1932 fallecido en 1966, J. Beda Herón que nació 1934. Doña Lucina Alquisira aparece caracterizada en varios de los registros como “indígena pura”.

En Tlalchapa de 6 de noviembre de 1933, compareció Dionicio Montañez, alias “Nicho el Perro”, de 40 años de edad, labrador, guitarrero de Ascención Millán, originario y vecino del Potrero, cuadrilla de ése municipio y dijo que “como a las 2 de la mañana falleció a consecuencia de fiebre, el señor Narciso Salgado de 29 años, vecino que fue del Potrero, sin asistencia médica”. Fue sepultado en el campo mortuorio de aquella cuadrilla.

Doña Lucina, una vez viuda, se unió con Celedonio Jacob Baza, pero mantuvo los lazos de amistad con los músicos compañeros de su marido; así que en el registro de su hijo Tiburcio Alquisiras, el 31 de diciembre de 1937, aparecen como testigos don Ascención Millan, de 40 años entonces, agricultor y violinista, y don Dionicio Montañez, de 41 años, agricultor y guitarrero, ambos de Villa Madero, nombre que recibió la antigua Hacienda de El Potrero.

miércoles, 1 de diciembre de 2021

La familia Feliciano de Ajuchitlán.

 Juan Feliciano, fue un violinista destacado que formó parte del conjunto Ajuchitlán en los años 40’s. Nació el 24 de junio de 1907, lo llevó a presentar su padre: “ Magdaleno Feliciano de 56 años de edad, casado, filarmónico de esta villa”, pero no como hijo suyo sino “natural” de la señora Bárbara Galván, de 38 años de edad y soltera, así que se registró como Juan Galván. Para aumentar la confusión, él mismo tuvo a un hijo llamado Juan de la Paz Feliciano, que nació 12 de noviembre de 1949 en Ajuchitlán, habido con María Prisca Rayo, entonces de 25 años, ocupación la del hogar, en Ajuchitlán.

    En 1930 don Magdaleno había fallecido y su familia vivía en una casa casi al final de la Av. 16 de Septiembre, doña Barbarita Galván tenía 56 años, ya era viuda, y con ella vivían sus hijos: Pedro Feliciano de 32 años soltero, Juan Feliciano de 23, casado por el civil, José de 1 año, Daniel Feliciano de 3 años, Joaquín de 34, viudo, Valentín de 18 años soltero; aunque varios tenían hijas e hijos no aparecen en la casa. No sabemos en qué año murió don Magdaleno, por ello, también es incierto si Daniel y José, de 3 y 1 año respectivamente, son hermanos de los mayores (cosa poco probable por la edad de la señora Galván) o sus hijos. 

    El mismo año del Censo Nacional el día 17 de febrero, la señora Bárbara Galván, de 50 años de edad, viuda, originaria y vecina de esta población y presentó vivo un niño que nació el día 30 de enero a quien le puso por nombre Daniel Feliciano, hijo legítimo del señor Juan Feliciano de 20 años de edad, casado, jornalero y de la señora Cruz Rayo de 25 años de edad, casada, este nacimiento es en el segundo lugar. Abuelos paternos el finado Magdaleno Feliciano y la comparente. Abuelos maternos los señores Calixto Rayo y Brígida Chamú, que viven. Al parecer, este Daniel Feliciano, no es el que queda registrado como de 3 años.

    En 1947 Juan Feliciano llevó a registrar una niña, llamada Altagracia Cruz, que nació el 6 de enero, hija “natural de Daniel Feliciano, 17 años, jornalero, mexicano, de Ajuchitlán, y Desideria Cruz de 18 años, ocupación los del hogar, mexicana, también Ajuchitlán. Ahí queda acentado que Juan Feliciano es su abuelo y Ma. Cruz Rayo, su abuela. Daniel Feliciano, fue ejecutante de la guitarra panzona y del violonchelo.

    Otro hijo de Juan Feliciano también fue músico, Donato Feliciano, tocó la tamborita. En 1972 compareció Juan Feliciano Galván, 62 años, agricultor, casado para informar del fallecimiento del niño Cirilo Feliciano Rayo, de Ajuchitlán, de4 años, hijo de Donato Feliciano y Mariana Huerta, quien murió el día 7 de julio de encefalitis, fue sepultado en el panteón viejo.

    Aunque no necesariamente tocó con el conjunto Ajuchitlán, Pedro Feliciano, el hermano mayor también fue músico. Se casó a los 40 años, en 1938, con Francisca Alonso, entonces de 16 años, vecina de San Cristóbal, hija natural de la señora Lucía Alonso, quien expresó su consentimiento. Dos años después nació María Zacarías, su hija y en 1945 su hija María Carmen, en el acta aparece como de 47 años, filarmónico, y su esposa Francisca de 25.

    Otro miembro de la familia José Feliciano, tocó la tamborita y la guitarra panzona. Nacido hacia 1930, no tenemos mucha información de él.

Felipe González

 Felipe González, violinista, filarmónico; nació en la villa de Ajuchitlán el 24 de febrero de 1887, fue hijo de Julián González originario de la villa, entonces de 43 años de edad, jornalero, con habitación en la tercera manzana, casado con la señora Modesta Delgado, también natural y vecina de esta cabecera de 32 años de edad. Era nieto por línea paterna de Tiburcio González y de Jesús Palacio, en ése momento ya finados y por la materna de Tomás Delgado y de Cayetana Marcos, también difuntos.

El padre murió el 30 de octubre de 1893, se sepultó, en el camposanto de esta cabecera, Ajuchitlán, el cadáver de Julián González, quien murió de inflamación de 70 años de edad, dejando viuda a Modesta Delgado. Aunque si le hacemos caso al acta de nacimiento de don Felipe, en realidad tenía 49 años.

Los padres de don Felipe tuvieron otros hijos, el mayor se llamó Jesús González, nacido hacia 1865, quien se casó el 12 de diciembre de 1890 con Ignacia Díaz. El pretendiente vivía con sus padres en la tercera manzana de la villa de Ajuchitlán, y su esposa era de Coyuca de Catalán.

El 12 de septiembre de 1875, los González Delgado bautizaron a su hija Agustina Silvina, que tenía un mes y cuatro días; fueron sus padrinos, Marcelino Laguna y Sebastiana Patiño.

Don Felipe aparece como padrino el 10 de octubre de 1904, cuando fue a la iglesia parroquial de San Miguel Totolapan para ser apadrinar, junto con María Catalán, a Angelita, hija legítima de J. Paz Rayo, que como decíamos, también fue músico, y de Agapita Calderón.

En 1930, en el Censo Nacional, aparece Felipe González, de 45 años (en realidad tenía 43), filarmónico, casado con María Baldomera, de 28 años, sin hijos. En el censo aparece también Tomás González, de 16 años, registrado como músico; era hijo de Eustolia Frías, de 45 años, me parece que pudo ser su hijo, o bien su sobrino, pero "ilegítimo", por ser hijo de "madre soltera". Es curioso que en éste momento de su vida esté unido a María Baldomera y que, aunque ya son adultos, todavía no tengan hijos, ello indica un problema, tal vez de infertilidad de ella, porque, como veremos hay otros "Felipe González" en la región, claro, también pueden ser hijos de su hermano (el único hasta el momento localizado).

El 22 de junio de 1945, Ricarda González, de 35 años, tal vez su sobrina, se presentó para decir que Felipe González, soltero, filarmónico, hijo de Julián González y Modesta Delgado, había muerto de pulmonía. tenía en ése momento 58 años.

La presente genealogía presento algunos problemas, pues hay otros Felipe González relacionados socialmente con músicos. El primero, en 1888 (cuando nuestro violinista apenas tenía un año de edad) apadrinó a una hija de Paz Rayo, que cómo hemos dicho, también era músico; por la edad pudo ser un tío de don Felipe y ello indicaría que, tal vez sus ancestros también lo fueron. Existe en los archivos otro homónimo, que pudo tener un vínculo familiar, pues al morir en la comunidad de Patambo, municipio de Coyuca de Catalán, el encargado de presentarse ante el juez del Registro Civil para dar cuenta de su fallecimiento es Néstor Medrano, amigo o pariente, tal vez un yerno, como hemos visto en otros casos, cuya profesión es la música.

No obstante las homonímias, creo que la breve genealogía presentada sí es la del músico nativo de Ajuchitlán, maestro de don J. Natividad Leandro, quien, como nos comparte el Dr. Galileo Cambrón, era joven cuando murió su maestro.

Florencio Valentín

 Florencio Valentín, ejecutante de la guitarra sexta, nació en 1925, hijo de Nemecio Valentín y Luisa Rojas; era oriundo de la Comunidad del Rincón del Gallo, en el municipio de Tlapehuala. En 1930 cumplió 5 años y vivía con su familia en Las Querendas, con su abuela, Florencia Lino, de 75 años, su padre Nemecio de 40 años, su madre Luisa de 35, y sus hermanos Petra de 12 años, Ascención de 10, Arnulfa de 3 y su hermano Gregorio, de apenas un mes, nacido en abril.

El 13 de agosto de 1941, con apenas 17 años, contrajo matrimonio con Jacinta Gómez de 18 años, nacida 1923, hija de Camerino Gomez y Victoria Paniagua. Al año siguiente, el 14 de agosto, registraron a su hija Fermina.

Igual que otros músicos de la Tierra Caliente tuvo hijos fuera del primer matrimonio. En 1946 registró, el 29 de marzo, a su hija Juana, nacida en Arcelia, de una relación con Feliciana Bailón. El 14 de diciembre de 1950 presentó al juez civil a su hija Gudelia, nacida en Tlapehuala, habida con María Quiterio, y presentada por Pedro Baladro, miembro de otra familia de músicos.

Florencio fue el compañero en la guitarra por muchos años de Juan Reynoso y aparece en algunas fotos emblemáticas del conjunto. Era compositor y a él se deben algunos de los gustos más hermosos dedicados a poblaciones, que será una característica de las músicas populares mexicanas compuestas en los años 40 y 50, me parece que en respuesta a las “epopeyas” por encargo que hicieron los departamentos de turismo de varios estados del país y que se usaron también para acompañar películas; es el momento en que aparecen “joyas” como:

 

...le han cantado a Veracruz,

a Jalisco y Tamaulipas,

con gusto le canto a Hidalgo,

que tiene cosas bonitas...

 

Honestamente, me entristece pensar el nivel de manipulación y el efecto “sentimental” que tienen estas canciones entre la gente. NO me gusta “Caminos de Michoacán” y claro, menos “Caminos de Guanajuato”, que es una copia a una canción por encargo que hizo Bulmaro Bermudez, y que repitió en “Sonora y sus ojos negros”; para que se den una idea de cómo la industria cultural fabrica éxitos, fue el compositor de "La de la mochila azul”. La verdad no creo que las palomas mensajeras vuelen sobre el “paraíso” en Michoacán.

Estas canciones patrioteras estilo “México lindo y querido”, en realidad matrioteras, tienen sentidos bastante lógicos en sus orígenes comerciales, que mejor estrategia de venta que apelar al origen de un migrante, en la ciudad de México o en Estados Unidos; sin embargo, crearon réplicas bastante dispares en diversas regiones del país.

En contraste esta “Amatepec”, compuesto por Florencio Valentín Rojas, aunque se atribuye la “música” a Juan Reynoso, sin muchos argumentos, pues el requinto en la guitarra puede delinear la melodía; es más probable que Reynoso metiera algunos arreglos. Este gusto me parece tiene elementos poéticos, pero, afortunadamente, carece de “gancho comercial”.

En la foto: Juan Reynoso, Cástulo Benítez, Florencio Valentín,  y Nicolás Santos Flores.

Les dejo una versión del Conjunto Ajuchitlán, pero que tiene el valor de interpretarse en Amatepec.

 https://www.youtube.com/watch?v=nFXAQqq71pc

 

 

 

Dolores Alonso

 Fue un violinista nacido a la mitad del siglo XIX, tal vez en San Gerónimo, pero vivió en varios lugares del municipio Ajuchitlán y en su dependiente San Miguel Totolapan. Fue contemporáneo de Juan Bartolo y Remigio Rentería, de Cutzamala. En varios documentos aparece como indígena; fue hijo de José María Alonzo y Jesús Aureoles. Tuvo como hermanos a José Alonso y Álvaro Alonso, también músicos. Se casó por el civil con Francisca Patiño Díaz y fue padre de Gregorio Alonso, Ezequiel Arnulfo. En unión con María Nájera, fue padre de Engracia Alonso Nájera. En los documentos aparece como J. Dolores y como José Dolores Alonso. Dolores Alonso murió cerca de los 50 años, el 27 de marzo de 1909. Su hermano José tuvo un hijo en 1909 al que puso por nombre también Dolores Alonso.

Fue el maestro de José María Arteaga (1890-1974) y su actividad musical la combinó con trabajos duros en el campo, como jornalero.

En la parroquia de Ajuchitlán a 17 de noviembre de 1878 se bautizó al niño Martín Gregorio de ocho días de nacido en San Gerónimo, hijo legítimo de José Dolores Alonso y de Francisca Patiño; fue su madrina Brígida Santa María.

Tres años después nació Ezquiel Arnulfo, registrado en Ajuchitlán el 15 de mayo de 1881, hijo legítimo de Dolores Alonzo y de Francisca Patiño, el primero de 23 años de edad, de ejercicio jornalero y la segunda de 19 años, casados civilmente indígenas de la Cuadrilla de San Gerónimo, fueron testigos los ciudadanos Úrsulo Bartolo y Martín José.

En la iglesia parroquial de Ajuchitlán, el 30 de octubre de 1895, Dolores Alonso, de San Miguel Totolapan y y la señora Ignacia Rentería del Cubo, bautizaron como padrinos a María Nieves, de dos meses y medio de nacida, hija natural de Bacilia Rentería, del Cubo.

En la villa de Ajuchitlán del Progreso, el 9 noviembre 1901 se presentaron con el objeto de contraer matrimonio Arnulfo Alonso y la señorita Dolores Orozco, el primero dijo tener 18 años de edad, célibe, católico, jornalero, natural de este municipio con habitación en la comarca de San Marcos, hijo legítimo del ciudadano Dolores Alonso de 50 años de edad, casado, filarmónico, y de la señora Francisca Patiño de 45 años de edad, que viven en la casa de su hijo. La señorita Orozco dijo tener 15 años de edad, célibe, católica, con habitación en el pueblo de San Miguel Totolapan, hija legítima del ciudadano Victoriano Orozco, de 50 años de edad, casado, jornalero, y de la señora Prisciliana de la Paz, de 45 años de edad, viven en la casa designada por su hija.

En la presentación matrimonial de Francisco Carranza y la señorita Leonarda de Almonte, que ocurrió en el pueblo de san Miguel Totolapan el 18 de noviembre de 1902, ocurrieron como testigos ciudadanos Dolores Alonso y Abraham Avicena, originarios de Ajuchitlán y vecinos de este pueblo, mayores de edad, el primero soltero, filarmónico, y el segundo casado, traficante. Avicena firma y Alonso no.

En San Miguel Totolapan a las 3 de la tarde del 15 de noviembre de 1909, el ciudadano José Alonzo, natural de este pueblo de 29 años de edad, casado, jornalero y presentó un niño vivo nacido a las 3 de la tarde del día 10 del presente mes a quien puso por nombre Dolores Alonzo, hijo legítimo del compareciente y de la Señora Praxedis Luis de 25 años de edad casada. El niño presentado es paterna de los finados José María Alonzo y Jesús Aureoles y por la materna de los señores Joaquín Luis, y Romula Matamoros, mayores de edad casados, el primero jornalero, ambos de este pueblo.

El 27 de marzo de 1909 compareció ante el Juez de Registro Civil Gregorio Alonzo de 29 años,casado, jornalero, de Ajuchitlán, manifiesta que en la casa del señor Albino Guerrero falleció de asma el ciudadano Dolores Alonzo de 46 años de edad, casado, jornalero, católico y asistido por su familia, dejando viuda a la señora Francisca Dias; fue hijo natural de la finada Margarita González.

El 13 de enero 1974, Ajuchitlán, murió la señora Engracia Alonzo Nájera de agotamiento físico, a los 92 años. Nació en San Miguel Totolapan, sus padres fueron: J. Dolores Alonso y María Nájera.

Marciano Calderón Serafín

 Fue violinista del Conjunto Ajuchitlán (nacido en 1918), amigo de Juan Reynoso y de Zacarias Salmerón; recibió sus primeras lecciones Reynaldo Arellano.

    En 1930 el Censo Nacional de México registró a Leodegario Calderón de 45 años, casado con Buenaventura Serafín de 35 años, sus hijos eran Alfonso de 13 años, Luciano (probablemente Marciano) de 11, y Eligia Serafín de 50 años.

Ocho años después, el 27 de mayo, se presentaron Marciano Calderón y Socorro Hernández, el primero de 18 años de edad, soltero, jornalero, originario y vecino de este lugar, hijo natural de Leodegario Calderón, finado y de Ventura Torres (Buenaventura Serafín) que vive; la segunda de 15 años de edad, soltera de este origen y vecindad, hija natural de Juan Hernández y Catalina Calderón, que viven. Algunos testigos eran músicos: Timoteo Carranza, Amadeo Figueroa, Juan Feliciano y Santiago Palacios, mayores de edad y su domicilio en este lugar.

El matrimonio registró el 23 de agosto de 1942 a su vástago Joel, hijo de Marciano Calderón de 25 años de edad, casado, filarmónico, originario y vecino de este lugar y de Socorro Hernández de 19 años de edad, casada. Fueron sus abuelos paternos el finado Leodegario Calderón y Buenaventura Serafín que vive y los maternos Catalina Hernández que vive. Testigos Estanislao Bernabé y de nuevo Amadeo Figueroa, ambos mayores de edad y de este lugar.

Reynaldo Arellano

 Reynaldo Encarnación Arellano Flores, fue bautizado el 25 de abril de 1896 en el templo de la Inmaculada Concepción de Ajuchitlán, fue hijo de Francisco Arellano e Isabel Flores; sus padrinos Leonardo Flores y Virginia Lagunas. Al margen dice que se casó con Juana González, en la parroquia, el 12 de septiembre de 1918, según el libro de matrimonios número 12. En su registro civil, hecho el 30 de marzo, su padre declara llamarse Francisco Arellano, natural del municipio, de 45 años, casado, traficante (comerciante), con habitación en la primera manzana de esta villa, y presentó vivo un niño que nació a las 7 de la noche del día 23 del actual a quien puso por nombre Reynaldo Arellano, hijo legítimo del exponente y de su esposa Isabel Flores de 41 años de edad. El niño presentado era nieto por línea paterna de los finados José María Arellano y Valeria Aguirre, y por la materna del finado Pedro Flores y de Victoriana Hernández, viuda de 56 años de edad. Testigos ciudadanos José Encarnación Ríos y José Onofre Santa Ana, soltero el primero y de 30 años, y el segundo de 32 años.

El 9 de diciembre de 1915 compareció el joven Reynaldo Arellano, entonces de 18 años de edad, soltero, artesano, originario y vecino de Ajuchitlán, en la primera manzana y manifestó que ayer a las 11 de la noche en la cuadrilla de Las Garzas en su casa de don Marcelino Mondragón falleció de hemorragia el señor Bernardino Flores de 53 años de edad, casado, dependiente, católico, asistido por su familia, dejando viuda a la señora Luciana Guerrero, hijo legítimo del finado Pedro Flores y de la señora Victoriana Hernández de 83 años de edad, viuda; ambos abuelos de Reynaldo.

Reynaldo fue profesor de instrucción básica, fungió como Juez del Registro Civil, y llegó a ocupar la presidencia de Ajuchitlán. También tuvo un desempeño musical y fue maestro de músicos notables del pueblo, como don Marciano Calderón.

Reynaldo Arellano tuvo un hijo a quien se bautizó el 4 de julio de 1925 y lo llamó Reynaldo Refugio, nacido el 26 de junio; fue su madre Juana González, y sus padrinos Esteban Vergara y Elena Lagunas, que me parece, eran sus parientes.

El día 22 de agosto de 1918 en Ciudad Altamirano, comparecieron el ciudadano Reynaldo Arellano, originario y vecino de Ajuchitlán y la señorita Juana González, originaria de mismo pueblo; el primero dijo tener 22 años de edad soltero, artesano, católico, con domicilio en la 1a manzana de esa villa, hijo legítimo del señor Francisco Arellano de 67 años de edad, casado, empleado y de la señora Ma. Isabel Flores de 64 años. La señorita González manifestó tener 21 años de edad, célibe, católica, con casa habitación en la segunda manzana, hija legítima del finado Tomás González y de la señora Victoriana Covarrubias de 56 años de edad, viuda, vivía entonces en la casa con su hija. Fueron testigos del pretendiente: Santiago Palacios, casado, artesano y Alberto Romero soltero, empleado.

En 1925 compareció el ciudadano Reynaldo Arellano, de 29 años de edad, soltero (al parecer no se concretó el matrimonio civil, pero si el eclesiástico); entonces era comerciante, y presentó un niño que nació el día 26 de junio a quien le puso Juan Reynaldo Arellano, hijo natural reconocido del comparente y de la señora Juana González, de 36 años de edad. Fueron sus abuelos paternos Francisco Arellano y la finada Isabel Flores; los abuelos maternos Tomás González y Victoriana Covarrubias ya finados.

El Censo de 1930 registró a Reynaldo Arellano 32 años comerciante, casado con Juana González de Arellano, con sus hijos Antonia de 10, Humbertina de 9, Abigail de 6, Reynaldo de 5, y con ellos a Manuela Olea, de 40 años, soltera, dedicada a los quehaceres domésticos.

El joven Reynaldo Arellano, junior, se casó con Josefina Rodríguez, en ciudad Altamirano, el día 9 de enero de 1946. El contrayente dijo tener entonces 21 años, ser soltero, de Ajuchitlán. La contrayente expresó que tenía 19 años, era soltera, y residía en la calle de La Palma No. 1 de Ciudad Altamirano. Los padres del contrayente: Reynaldo Arellano, profesor, de Ajuchiltán, y Juana González, dedicada a los “quehaceres domésticos”.

Además de Reynaldo, Humbertina, Abigaíl el matrimonio Arellano González tuvieron a Antonia Arellano González, quien falleció el 30 de noviembre de 1954, de una infección hepática, a los 34 años de edad. El declarante fue su hermano César, entonces de 22 años, soltero, sastre, de Ajuchitlán, y fue testigo su primo Abelardo Charcos González, empleado.

César murió el 29 de octubre de 1982, en Iguala, de traumatismo cráneo encefálico en la carretera Iguala-Altamirano, km. 15 a las 17 horas (probablemente un choque). Estaba casado con Adelfa Salgado Delgado, tenía 50 años, con domicilio en Independencia #60, en Teloloapan.

Los Gutiérrez Orozco, Los Tecuches.

 La familia Gutiérrez Orozco vivió en la jurisdicción de la Alcadía Mayor de Guayameo, que incluye a los actuales municipios de Huetamo, Michoacán y Zirándaro, Guerrero. Afrodescendientes, como reconocía don Fautino Gutiérrez Orozoco, pues al preguntarle ¿Por qué les decían Los Tecuches? Respondió soltando la carcajada: -¡Pos por prietos! Don Faustino tocaba el violín, y la guitarra, pero su especialidad era la tamborita, el instrumento característico de la música de arrastre. Ya de grande estaba medio sordo de un oído, pero atreverse, como cierto abogado, a decir que por éso no era importante el instrumento es desconocer las bases de la música de la Tierra Caliente. Tuve la oportunidad de escuchar a varios tamboreros viejos, y para mí es el referente en el instrumento, tuvimos la oportunidad de grabarle algunos de sus redobles y hay transcripciones en pauta de las mimas hechas en los años 80, por el equipo de Música Tradicional, compañía fonográfica que derivó en Discos Corason.

La base de la familia fue el matrimonio de Porfirio

Gutiérrez y Micaela Orozco, quienes se casaron por el civil en el pueblo de Zirándaro, el 16 de mayo de 1910. Don Porfirio era originario del rancho de Las Juntas y vecino de Zirándaro, que estaba por dejar de ser Michoacán, tenía 19 años de edad, era jornalero, e hijo natural de Miguel Gutiérrez y de la finada María López. Ella era originaria del rancho de El Gusano, municipio de Huetamo, Michoacán, y en ése momento vecina de El Pinzán, arriba de Irámuco, de 19 años de edad, soltera, sin profesión, hija natural de Norberta Orozco que vivía, y del finado José Concepción Manzanares; es por esta razón que va a aparecer como Manzanares y también como Orozco.

Don Faustino nació el 15 de enero de 1921, en la Cuadrilla de Huitza, cinco días después lo registraron en el pueblo de Zirándaro, que era la cabecera municipal. Su padre fue el señor Porfirio Gutiérrez, soltero, jornalero, de 28 años de edad, vecino de Huitza, una cuadrilla del municipio que no aparece en los mapas actuales, pero que debió estar cerca de Guayameo, pues don Faustino se consideraba de ése lugar. El señor Gutiérrez presentó para su registro “un niño vivo a quien puso por nombre y apellido Faustino Gutiérrez, hijo natural del compareciente y de Micaela Orozco de 24 años de edad, y de la misma vecindad”.

En 1930 la familia seguía viviendo en Huitza, municipio de Zirándaro. Don Porfirio Gutiérrez tenía 44 años, está registrado como músico, lo que quiere decir que era “lírico”, pero su ocupación principal era esa; aparece casado con Micaela Manzanares de 33 años, sus hijos hasta ése momento: Juan de 15 años, que tocaría el violín, y moriría en la indigencia, pidiendo limosna por las calles de Huetamo; su hermano, Andrés de 14, ejecutante de la guitarra sexta, el adolescente Faustino de 12, que seguro ya empezaba con la tamborita, seguido de dos mujeres Celestina de 5 y María de 2 años. Como explicamos arriba, doña Micaela era Manzanares Orozco, en este momento aparece con el apellido paterno; pero como era “ilegítima”, dejó el apellido de su madre a la familia.

El 12 de diciembre de 1936 don Andrés Gutiérrez, jornalero, “mexicano por nacimiento, de raza mestiza, religión católica, de 20 años de edad, vecino de “El Gusano” del municipio de Huetamo, Michoacán, presentó para su registro a un niño vivo que nació en en su domicilio a las 3 horas... a quien puso por nombre y apellido Faustino Gutiérrez”; hijo habido con doña Camerina Arellano, “célibe, sin profesión, mexicana por nacimiento, de raza mestiza, religión católica, de 18 años de edad, y vecina del mismo lugar”.

La familia Gutiérrez Orozco, como otras de la región, vivía del trabajo en los ranchos y haciendas, a veces como vaqueros, como campesinos, en las faenas agrícolas que se necesitaran; pero además tenían la música como un complemento. El vínculo de Zirándaro con Huetamo, y con Michoacán, no se rompió con el cambio de jurisdicción estatal, así que la familia emigró a la entonces capital económica de la región donde los Irigoyen acaparaban el ajonjolí para hacer aceite.

Los Ticuches eran músicos campesinos, pero lograron grabar un par de acetatos, ahora difíciles de conseguir, y algunas piezas sueltas para el trío de Lieberman, Ramírez de Arellano y Llerenas, que en la colección "Antología del Son de México", en el disco dedicado a la Tierra Caliente, incluyeron el son de El Gallo.

Liborio León


El 27 de agosto de 1944, en Coyuca de Catalán, falleció Liborio León, de 47 años de edad, filarmónico, soltero, quien murió de pulmonía. Nació el 27 de julio de 1898, en Las Tinajas, fue hijo natural de Felipa León, fueron sus padrinos Gregorio y Margarita León, y registrado como José Liborio.

Como él hay muchos artistas registrados escuetamente en los censos, o en las actas del registro civil. Tal vea de algunos no podremos saber algo más, como el tipo de instrumento, el grupo y los géneros musicales que tocaba.

Albino Macedo

 En Zirándaro, ya entonces Guerrero, 18 de agosto de 1914, se presentaron el ciudadano Edmundo Macedo y la señorita María Jesús Rivera Pineda. El primero dijo que era originario de la Villa de Huetamo (Michoacán) y vecino de Zirándaro, tener 27 años de edad, soltero, panadero, hijo legítimo del señor Don Albino Macedo y de la finada María Ugarte. La segunda dijo que era originaria y vecina de este pueblo de 21 años de edad, célibe, sin profesión, hija natural del finado don Fortunato Pineda y de la señora Sebastiana Rivera.

Don Edmundo y doña “Chucha” tuvieron varios hijos: Albino Macedo,


María, Ninfa, y Edmundo. Hacia 1927 falleció don Edmundo y su viuda se unió “libremente” con Isaías Salmerón, diez años mayor que ella, con quien procreó a Froylán Rivera de 3 meses. En 1930 vivían en la Calle de Nicolás Bravo, casa número 17, en Zirándaro. Ella aparece como “comerciante” (no indica qué comercia) y don Isaías Salmerón de 45 años, filarmónico, ambos saben leer y escribir. Junto con ellos vivía Domitila Rivera de 36 años, divorciada, criada, su hijo Nicolás Pérez, escolar, Juana Rivera de 25 años, soltera y de profesión “criada”, Jesús Álvarez de 28 años, soltero (probablemente su pareja), y Luis Carrasco de 57 años, soltero, sin un parentesco claro. Es probable que el joven Albino aprendiera o mejorara su conocimiento del violín con su padrastro; pues por el momento no hemos encontrado evidencia de una práctica musical en su padre.

El 16 de febrero de 1935 se presentaron con el objeto de contraer matrimonio el ciudadano Albino Maceo y la señorita María Concepción Garduño. El primero dijo que era originario de Huetamo del Estado de Michoacán y vecino de este lugar, soltero, filarmónico, de 19 años de edad e hijo legítimo del finado Edmundo Macedo y de la señora María Jesús Rivera, que vive, vecina de este lugar. La segunda manifestó que era originaria de Huetamo, del Estado de Michoacán, y vecina de esta localidad, célibe, sin profesión, de 18 años de edad, hija legítima de Plácido Garuño y de Setilia Bello, que vivía en Zirándaro.

La pareja formada por don Albino y Ma Concepción Garduño apadrinaron a varios niños, por ejemplo, a Maria Estela, de Zirándaro, la llevaron a bautizar el 22 de abril de 1943, hija de Leonardo Pedraza y de Herminia Escobar.

El 24 de septiembre de 1961 se casaron Ublester Damián Bermúdez y Opalina Bermúdez Bermúdez, hace poco se compartí una imagen de la pareja bailando sobre la tabla. En la fiesta tocó un grupo musical en el que participaban, Albino Macedo, violín, Alberto Bermúdez Damián, que era hermano del novio, segundo violín, aunque su fuerte era la guitarra eléctrica, con la cual forjó una carrera fonográfica fuera de la región, Reyes León, la guitarra sexta, e incluía un contrabajo (que no aparece en la foto).

Un grupo musical de los que los jóvenes y no tan jóvenes, sabemos muy poco....Ojalá podamos nutrir esa historia