miércoles, 1 de diciembre de 2021

Los Gutiérrez Orozco, Los Tecuches.

 La familia Gutiérrez Orozco vivió en la jurisdicción de la Alcadía Mayor de Guayameo, que incluye a los actuales municipios de Huetamo, Michoacán y Zirándaro, Guerrero. Afrodescendientes, como reconocía don Fautino Gutiérrez Orozoco, pues al preguntarle ¿Por qué les decían Los Tecuches? Respondió soltando la carcajada: -¡Pos por prietos! Don Faustino tocaba el violín, y la guitarra, pero su especialidad era la tamborita, el instrumento característico de la música de arrastre. Ya de grande estaba medio sordo de un oído, pero atreverse, como cierto abogado, a decir que por éso no era importante el instrumento es desconocer las bases de la música de la Tierra Caliente. Tuve la oportunidad de escuchar a varios tamboreros viejos, y para mí es el referente en el instrumento, tuvimos la oportunidad de grabarle algunos de sus redobles y hay transcripciones en pauta de las mimas hechas en los años 80, por el equipo de Música Tradicional, compañía fonográfica que derivó en Discos Corason.

La base de la familia fue el matrimonio de Porfirio

Gutiérrez y Micaela Orozco, quienes se casaron por el civil en el pueblo de Zirándaro, el 16 de mayo de 1910. Don Porfirio era originario del rancho de Las Juntas y vecino de Zirándaro, que estaba por dejar de ser Michoacán, tenía 19 años de edad, era jornalero, e hijo natural de Miguel Gutiérrez y de la finada María López. Ella era originaria del rancho de El Gusano, municipio de Huetamo, Michoacán, y en ése momento vecina de El Pinzán, arriba de Irámuco, de 19 años de edad, soltera, sin profesión, hija natural de Norberta Orozco que vivía, y del finado José Concepción Manzanares; es por esta razón que va a aparecer como Manzanares y también como Orozco.

Don Faustino nació el 15 de enero de 1921, en la Cuadrilla de Huitza, cinco días después lo registraron en el pueblo de Zirándaro, que era la cabecera municipal. Su padre fue el señor Porfirio Gutiérrez, soltero, jornalero, de 28 años de edad, vecino de Huitza, una cuadrilla del municipio que no aparece en los mapas actuales, pero que debió estar cerca de Guayameo, pues don Faustino se consideraba de ése lugar. El señor Gutiérrez presentó para su registro “un niño vivo a quien puso por nombre y apellido Faustino Gutiérrez, hijo natural del compareciente y de Micaela Orozco de 24 años de edad, y de la misma vecindad”.

En 1930 la familia seguía viviendo en Huitza, municipio de Zirándaro. Don Porfirio Gutiérrez tenía 44 años, está registrado como músico, lo que quiere decir que era “lírico”, pero su ocupación principal era esa; aparece casado con Micaela Manzanares de 33 años, sus hijos hasta ése momento: Juan de 15 años, que tocaría el violín, y moriría en la indigencia, pidiendo limosna por las calles de Huetamo; su hermano, Andrés de 14, ejecutante de la guitarra sexta, el adolescente Faustino de 12, que seguro ya empezaba con la tamborita, seguido de dos mujeres Celestina de 5 y María de 2 años. Como explicamos arriba, doña Micaela era Manzanares Orozco, en este momento aparece con el apellido paterno; pero como era “ilegítima”, dejó el apellido de su madre a la familia.

El 12 de diciembre de 1936 don Andrés Gutiérrez, jornalero, “mexicano por nacimiento, de raza mestiza, religión católica, de 20 años de edad, vecino de “El Gusano” del municipio de Huetamo, Michoacán, presentó para su registro a un niño vivo que nació en en su domicilio a las 3 horas... a quien puso por nombre y apellido Faustino Gutiérrez”; hijo habido con doña Camerina Arellano, “célibe, sin profesión, mexicana por nacimiento, de raza mestiza, religión católica, de 18 años de edad, y vecina del mismo lugar”.

La familia Gutiérrez Orozco, como otras de la región, vivía del trabajo en los ranchos y haciendas, a veces como vaqueros, como campesinos, en las faenas agrícolas que se necesitaran; pero además tenían la música como un complemento. El vínculo de Zirándaro con Huetamo, y con Michoacán, no se rompió con el cambio de jurisdicción estatal, así que la familia emigró a la entonces capital económica de la región donde los Irigoyen acaparaban el ajonjolí para hacer aceite.

Los Ticuches eran músicos campesinos, pero lograron grabar un par de acetatos, ahora difíciles de conseguir, y algunas piezas sueltas para el trío de Lieberman, Ramírez de Arellano y Llerenas, que en la colección "Antología del Son de México", en el disco dedicado a la Tierra Caliente, incluyeron el son de El Gallo.

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