Habrá que escribir mucho al respecto y cuestionarse no sólo la "calidad estética" de los montajes del Ballet Folclórico, sino los motivos que los llevaron a la representación y desechar mucho de lo PROPUESTO porque los indigenismos de los 40 y 50 eran muy condescendientes con "el indígena", al que consideraban pobre (en muchos aspectos), pobreza de la que había que sacarlos (incluidas las ideas de "dialecto" y de "atraso cultural" profundamente discriminadoras); por eso al "reproducir" sus prácticas culturales, en escena, no había "respeto" a las relaciones que el "arte indígena" (que tiene muchas características rituales no "artísticas") mantiene con otros aspectos de la vida religiosa indígena; las nociones de "arte occidental" en ése momento tenían una fuerte carga esteticista que supone el valor artístico, de la "belleza", como "universal" e independiente de las contextos del observador; idea que arraigó en muchos "coreógrafos" de los ballets de aficionados en el país, que muestran más entusiasmo por la presentación e el escenario, cualquiera que éste sea, que en entender los códigos de movimiento y los sentidos que tienen.
Los montajes hacían lo que querían con vestuario, indumentaria y movimientos, las "investigaciones" de campo eran registros descontextualizados realizados durante un fin de semana; los movimientos no se estructuraban con los códigos que los producen, las diversas culturas indígenas, sino con los de la danza moderna y el ballet, que remiten a las figuras clásicas, muchas retomadas de propuestas norteamericanas bastante exoticistas que usaban reproducciones del arte clásico para crear "lenguajes" universales. Así que, muchos de los montajes del ballet folclórico "caricaturizan lo indígena" con una "ingenuidad" bastante racista; veo los "Jarabes de Michoacán" que montó Amalia Hernández y que se reproducen constantemente por los Ballets Folclóricos de Aficionados: con los pies en punta, el faldeo de las mujeres, las manos atrás y las espaldas rectas de los hombres, las mujeres con sombrero a la María Félix (me parece que todo viene desde Maclovia y que algo tiene que ver Luis Márquez Romay en eso)... y los hombres con botines....y me digo...dónde vería eso la señora?
Puedo decir que conozco un poco de las prácticas culturales p'urhépecha, y he visto un par de veces a mujeres "faldear" tan imperceptiblemente que dudo si "ésto" fue lo que motivó la recreación escénica, casi nunca he visto zapatear con las manos atrás a los señores, pero cuando lo hacen las espaldas son curvas y en una postura "banqueada", casi sentados; tampoco he visto a las mujeres usar sombrero.
Mis dudas son el que sean prácticas desaparecidas, pero hay muchas películas, fotografías, litografías y hasta pinturas de los indígenas p'urhépecha desde el siglo XVIII y no aparecen las actitudes corporales que se muestran. He visto bailar jarabes a la gente de Michoacán, los he "bailado" (si es que un oso baila) con ellos, no sólo a los p'urhépecha, pero nada que ver con el montaje. Si miro la re-presentación debo reconocer la autoría de Amalia Hernández, porque salvo la música (que si se basa en diversos jarabes de Michoacán y que montó el Trío Aguililla, que eran de la Sierra de Costa del Sur de Michoacán y no conocían lo indígena), a la mayoría de los movimientos no los puedo reconocer como parte del repertorio corporal de los p'urhépecha, y si hay algunos no cobran "sentido" en secuencia, aunque si lo sean desde la tradición inventada del Ballet Folclórico, pues son reconocidos y nombrados por sus usuarios.
Ahí el código es otro, los movimientos tienen sentidos que los ligan entre si pero no con la vida cotidiana, no hay mímesis de la vida laboral, de los rituales (sahumar, bendecir, persignar, "limpiar", sobar), de las situaciones de etiqueta: saludar, felicitar, despedir, condoler ¿Cómo integras lo extracotidiano de la danza con lo cotidiano del trabajo en un código común en el escenario si las personas no pertenecen a esos ámbitos? Me van a decir que no es el fin del Ballet Folclórico reproducir tal cual la vida corporal de los indígenas en el escenario, yo les pregunto ¿Entonces para que tomar sólo una parte y colocarla ahí?.. Eso es racismo, porque los pueblos no participan en tal decisión, y si me dicen, es que ellos no tienen que ver en el montaje, pues peor, porque lo que se propone es una usurpación vil....
Los montajes hacían lo que querían con vestuario, indumentaria y movimientos, las "investigaciones" de campo eran registros descontextualizados realizados durante un fin de semana; los movimientos no se estructuraban con los códigos que los producen, las diversas culturas indígenas, sino con los de la danza moderna y el ballet, que remiten a las figuras clásicas, muchas retomadas de propuestas norteamericanas bastante exoticistas que usaban reproducciones del arte clásico para crear "lenguajes" universales. Así que, muchos de los montajes del ballet folclórico "caricaturizan lo indígena" con una "ingenuidad" bastante racista; veo los "Jarabes de Michoacán" que montó Amalia Hernández y que se reproducen constantemente por los Ballets Folclóricos de Aficionados: con los pies en punta, el faldeo de las mujeres, las manos atrás y las espaldas rectas de los hombres, las mujeres con sombrero a la María Félix (me parece que todo viene desde Maclovia y que algo tiene que ver Luis Márquez Romay en eso)... y los hombres con botines....y me digo...dónde vería eso la señora?
Puedo decir que conozco un poco de las prácticas culturales p'urhépecha, y he visto un par de veces a mujeres "faldear" tan imperceptiblemente que dudo si "ésto" fue lo que motivó la recreación escénica, casi nunca he visto zapatear con las manos atrás a los señores, pero cuando lo hacen las espaldas son curvas y en una postura "banqueada", casi sentados; tampoco he visto a las mujeres usar sombrero.
Mis dudas son el que sean prácticas desaparecidas, pero hay muchas películas, fotografías, litografías y hasta pinturas de los indígenas p'urhépecha desde el siglo XVIII y no aparecen las actitudes corporales que se muestran. He visto bailar jarabes a la gente de Michoacán, los he "bailado" (si es que un oso baila) con ellos, no sólo a los p'urhépecha, pero nada que ver con el montaje. Si miro la re-presentación debo reconocer la autoría de Amalia Hernández, porque salvo la música (que si se basa en diversos jarabes de Michoacán y que montó el Trío Aguililla, que eran de la Sierra de Costa del Sur de Michoacán y no conocían lo indígena), a la mayoría de los movimientos no los puedo reconocer como parte del repertorio corporal de los p'urhépecha, y si hay algunos no cobran "sentido" en secuencia, aunque si lo sean desde la tradición inventada del Ballet Folclórico, pues son reconocidos y nombrados por sus usuarios.
Ahí el código es otro, los movimientos tienen sentidos que los ligan entre si pero no con la vida cotidiana, no hay mímesis de la vida laboral, de los rituales (sahumar, bendecir, persignar, "limpiar", sobar), de las situaciones de etiqueta: saludar, felicitar, despedir, condoler ¿Cómo integras lo extracotidiano de la danza con lo cotidiano del trabajo en un código común en el escenario si las personas no pertenecen a esos ámbitos? Me van a decir que no es el fin del Ballet Folclórico reproducir tal cual la vida corporal de los indígenas en el escenario, yo les pregunto ¿Entonces para que tomar sólo una parte y colocarla ahí?.. Eso es racismo, porque los pueblos no participan en tal decisión, y si me dicen, es que ellos no tienen que ver en el montaje, pues peor, porque lo que se propone es una usurpación vil....
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