A diferencia de muchos lugares de la Tierra Caliente donde hubo músicos tradicionales que no fueron censados como tales, en Ajuchitlán hay varios filarmónicos registrados como: Felipe González, 45 años casado; Máximo Justo de 40 años y Juan Rayo, de 18. Usualmente se designa como "filarmónico" a los que saben leer nota y dirigen orquestas, la capilla de la Iglesia o la banda municipal.
Sitio para compartir reflexiones sobre: las Artes Tradicionales Performativas del Occidente de México. Arte, Tradición e Identidades Sociales.
sábado, 17 de julio de 2021
El Censo de 1930
Alberto Albarrán, violinista, casado
En 1930 el Censo Nacional de México registró las personas que vivían en el hogar formado por Alberto Albarrán, músico, de 46 años casado, nacido en 1884, y María Trinidad Castro, de 35 años. Vivían con la pareja don Gumersindo Juan, de 65 años, viudo y padre de don Alberto; además sus hijos: Paulino Albarrán, de 16 años y "escolar", es decir, iba a la escuela y ya tocaba el violín, Acacio Albarrán, de 8 años, Bonifacio Albarrán, de 6 años y Pedro Albarrán de 2 añitos.
Matrimonio de Juan Feliciano y María Cruz Rayo...
La familia Feliciano ha sido un pilar del Centenario Conjunto Ajuchitlán, una dinastía de músicos que existe desde el siglo XIX; un ejemplo, la boda de don Juan Feliciano:
miércoles, 14 de julio de 2021
Gusto no es Destino...
Desde el año 2000, años más, pero no menos, nos hemos juntado con David Durán, Elizabeth Avendaño, Gustavo García Robles, Laura Gil, y Pedro Gómez como núcleo para organizar los Campamentos de Verano Música para Guachit@s, bajo una figura que es Música y Baile Tradicional A. C., en adelante MBT; con la ayuda de algunos mas que muchas veces concurren y a veces no pueden, como Daniel Loyola, Camilo Lachino, Carlos Espinoza, Daniela Olmedo, Cloe Pérez, Rubén Pérez Arreola, don Serafín Ibarra, Flordalia Barajas, Zyanya Analco y Ana Zarina Palafox.
Otros que estuvieron y no sabemos si volverán, aunque los esperamos con los brazos abiertos, como Ana Alanís, Alejandra Espinoza, Nora Hernández, Hubert Figueroa, Denizel Torres, Martín Dagio y Gil Pérez, o que nos ayudaron algunos años como Mariano y Yasbil, Ale de la Rosa, Ysrael Castillo, y Ángeles Rubio, pero hace tiempo que ya no colaboran.
Algunos ha pasado de campistas a monitores en los últimos años como Ulises Salazar, Xareni y David Durán Jr., Nacho Maldonado, Danya Basaldua, Josue Pizar Trejo y Martín Herrera; y se nos han agregado César Vásquez y Gizah.
No quisiera enumerar sin olvidar a los que colaboraron algún año y no volvieron, porque nunca sabe uno qué piensan, o si van a volver; pero por algún campamento estuvieron, alguna vez, Paulina Grajeda, Gerardo Lerma y Gabriel Illezcas, Víctor Neri, José Luis Arellano, la Dra Tere Villalobos, Elías su compañero, Abraham Flores (que nos decoró la primera casa en Copuyo) y el carnal Víctor Ávila, que seguro manda buena vibra; y muchos otros, que ya no recuerdo, pero no se sientan, siempre hacemos registro y luego no encontramos las listas, y si quieren volver tienen la puerta abierta.
Luego hay muchos que no sabemos si acudieron como talleristas o asistentes varios años, pero que en todo caso, aportaron su conocimiento y su trabajo como Josúe Maceda, Gaby González, Priscila Garnica, Pavel Romero, Violeta Jarero, Paty Colín, Fulanito Bahena, Andrés Rubio Tapia (sólo, porque ya con Los Plateados si fue activo tallerista), Julián Alarcón, Juan Carlos Isauro, Julio César Isauro Lucas y Karla Guerrero, Javier Obregón y Paty López (recuerdo que alguna vez estuvieron, o ya sueño?), y seguramente faltan más.
Están los que cada año se dan una vuelta, se toman un mezcal y aportan algo económicamente o en especie, como Gabriel Rico, Luis Ochoa y Manuel García.
Cada campamento, salvo tal vez dos o tres al principio, en que una SECUM apoyó y dejó de hacerlo porque no “pudimos” comprobar gasto, ha contado sólo con las contribuciones económicas del grupo central, aunque la mayoría de los talleristas ponen sus pasajes y dan sus talleres sin cobrar, que es aportar económicamente. Alguna vez nos ha apoyado un ayuntamiento y pudimos dar a algún tallerista un poco de dinero por el pago de su trabajo, o ayudar con el pago de los pasajes siempre primero los de fuera y si sobra (cosa que nunca sucede, entonces los del “primer círculo). Aclaro, “apoyos que nunca han pasado de $ 10,000 pesos (la única vez), casi siempre son en especie y alrededor de $ 5,000 pesos, con despensas que dan a los adultos mayores.
No es por dárnosla de mártires, pero cada Campamento hemos aportado dinero nuestro para la comida, materiales, viáticos de otros, y chelas, que no son pocas, para que no se quejen los talleristas; cuando hay apoyo de algún amigo migrante comemos un chivo o un puerco dos o tres días; pero ha habido algunos que la soya, el frijol, los huevos y los “chachitos” (un cereal de arroz inflado que fue un éxito) han sido la base.
Siempre hemos pagado a las señoras de la cocina a razón de 400 pesos diarios (más o menos, porque ya son 18 años y el dinero valía más antes), que usualmente son 3 ó 4; porque cuando no lo hicimos, era una chinga la cocina y comíamos peor (recuerdo una sopa de verduras, en escala de “maltrato infantil”, pero se agradece a la cocinera inexperta).
Todos los campamentos hemos usado nuestro vehículos y no pocas veces han quedado tirados antes, durante y después de los esfuerzos a que se someten y que ninguna “institución” PAGA!!! Ni cuando organizamos los primeros festivales y andábamos por caminos que eran terracerías quisieron aceptar unas llantas, por eso mandamos a la chingada a la SECUM.
Cada campamento tenemos arriba de 50 personas desayunando, comiendo, cenando, y zurrando (y el papel lo ponemos nosotros, así como detergente, cloro y otras sustancias); y algunos tuvimos a casi 100 personas. La gente de Tierra Caliente NO PAGA NADA. Salvo contadas ocasiones, llega gente de fuera y “paga” su cooperación (que le cubre sus alimentos y talleres) que para los niños está en $ 1,500 pesos, por 8 días, sale más o menos en $187 pesos por día, por tres alimentos ($ 50 pesos cada uno), y restan $37 por 5 días de talleres, lo que da un total de $ 7.50 pesos diarios por 5 actividades (taller sensibilización corporal, poesía, baile e instrumento, más ensamble), así que cada taller cuesta $ 1.48 diario (ni la UNAM “cobra” tan caro), me dirán, los adultos pagan $2,500, bueno hagan sus cuentas, comen más, zurran más y se quejan más. Casi nunca hay “visitantes” de fuera, así que no hay “ganancia” económica, como algunos sugieren, sólo en amig@s.
La vez que hemos tenido más gente de fuera, llegaron 4 y con esos $ 10,000 pesos compramos un puerco y más bastimento, para poder (cosa rara) comer casi “diario” carne (pero siempre metemos un día de algunas verdura o soya, para equilibrar). Bueno, pues de regreso tronamos una bomba de combustible, dejamos las casas de campaña en la Casa de la Cultura (y se perdieron) y terminamos gastando como $ 15,000 pesos SOBRE lo ya invertido. No pos somos unos TRUMP para los “negocios”.
No hay anécdota que no nos haya costado “dinero”. Hemos “perdido”, “donado”, roto, rayado instrumentos, pues trabajando con niñ@s nada dura. Tenemos que invertir en marcadores, hojas de papel, pegamento, acuarelas y otros materiales (cuando hay tallerista que nos comparta su conocimiento), pues el material se les regala a l@s niñ@s que viven en un municipio de los mas pobres DEL PAÍS, no de Michoacán, de México, si hay algún incrédulo, le recomiendo revisar en INDESOL los índices de bienestar social, y luego me dicen si “miento”.
Al terminar las actividades de cada taller ofrecemos dulces para reanimarlos con azúcar y traerlos activos (no voy a decir cuánto cuesta, porque ése es un regalo que nos ayuda a todos) y café para los talleristas; pero si es una buena inversión, que usualmente cuesta “medio puerco”.
Si hacemos una cuenta de lo que se gasta en cada Campamenta/o (porque somos incluyentas), bajita la mano diría son 100 mil pesos (sin contar el desgaste de vehículos y varios picos). Yo he invertido cada que voy (no he ido a todos, aclaro me faltan uno 3) el equivalente a un mes de sueldo, y mis compañeros del núcleo central por igual, así que son 7 meses de sueldo, por campamento, a $141 pesos diarios por sueldo mínimo (y no nos vamos a adornar con que ganamos más), da $ 503, 370 pesos. Este equipo de personas, le ha dado bajita la mano (porque ha habido más personas trabajando) medio millón de pesos a la cultura de Michoacán y podemos demostrarlo con fotos y testimonios, llevamos XVI campamentos y el que viene se hará ¿Cuánto han aportado los críticos?.
Los que siguen en el nivel organizativo, pagan cuando menos, sus pasajes y no han cobrado por una semana de talleres, más otros trabajos que “NO SE VEN”, preparar el espacio, chaponear, llenar de agua las pilas, cortar leña, hacer fosas sépticas, nivelar terrenos, armar casas de campaña, lavar trastes, barrer, limpiar baños (una tarea heroica con 50 colitas y colotas que comen 3 veces al día), cargar sillas, cargar tablas, subir escuincl@s a camionetas para ir a otras comunidades, manejar, ir por insumos, ir por gente a las centrales o llevarlos. Ése dinero de al rededor de 10 personas trabajando 12 horas al día no lo sumo al medio melón, que conste.
Todo este trabajo es VOLUNTARIO no promovemos a ningún partido político o confesión religiosa (salvo al Baile de Tabla y doña Azucena Galván, su profetiza que nos mira desde el cielo). Yo diría que de 17 Campamentos, tal vez 7 (exagerando) alguna autoridad ha apoyado con algo (dinero o especie) y esa aportación no ha llegado ni al 10% de lo invertido y casi siempre en comida, que ayuda, cuando bien nos va, a alimentar a 50 personas un día (el campamento dura ocho días).
Así que cuando escucho a un FUNCIONARI@ DE LA SECUM, o peor aún, a un “aprendiz” chilang@ del son (usualmente son de allí los que vienen y transmiten lo que oyen) decir que MBT “LUCRA” con las actividades, no puedo sino encabronarme y preguntar, al funcionario, ¿Cuándo has gastado un porcentaje de tu sueldo en una actividad cultural que beneficie a otros? Yo creo que NUNCA (pero puedo equivocarme, así que cambio mi pregunta ¿Cuándo has invertido un mes de tu sueldo en el beneficio de otros?); por eso los eventos SECUM cuestan cientos de miles de pesos y son INEFICACES porque no tienen continuidad, se hacen en ciudades o pueblos grandes y se los puedo a probar con números si me comparten ¿Cuánto cuesta cada niñ@ en un taller en Apatzingán? Por la 10 parte tenemos a un/a niñ@ formad@ por MBT (yo puedo presumir profesionistas que están investigando sobre las artes tradicionales, y no uno, varios). Igual podría decir de los “aprendices”, a quienes no he visto compartir nada, pero en todo caso les preguntaría ¿Cómo ayuda a las comunidades de donde aprendes tu actividad, o cómo retribuyes el conocimiento adquirido? Algunos me dirán que “juzgo” a burócratas y “aprendices” “duramente”, pero ellos lo hacen con nosotros con un desparpajo vergonzoso, y yo sólo estoy fijando mis argumentos, así que prosigo.
Lo curioso es que en lugar de decir: “-Bueno, nunca he ido a una Campameta de Verano de MBT, ni sé cómo funciona, me voy a callar la pinche boca, aunque me "caín" en la punta de las gónadas la gente que está ahí”; pero no, socializan y difunden lo que no conocen y además, suponen que, porque lo han oído, que se LUCRA con uno de los municipios más pobres del país. Nosotros le pusimos en 20 años medio millón de pesos, solo les recuerdo eso.
Bueno, señoras y señores funcionarios de la SECUM, me comprometo a darle públicamente $ 50,000 pesos al que me compruebe un “fraude” una cuenta “chueca” con nuestras actividades y eso incluye las “comprobaciones” en la SECUM. Traigan sus notas, recibos, proyectos nuestros firmados y autorizados a Copuyo y en Asamblea Comunitaria y pública lo tratamos; pero en caso de que las cuentas salgan favorables a nosotros les pido 5 años de trabajo no remunerado durante los 8 días que dura el campamento, claro, les daremos de comer y podrán participar de los Fandangos diarios y el Baile de tabla de clausura. No les voy a pedir que metan ni un quinto, yo personalmente iré por ustedes hasta la puerta de su hogar y los regresaré a los ocho días. El reto es público y lo reclamaré cuando escuche la más mínima protesta sobre MBT, y espero que entonces no reclamen, porque no es conmigo, es en COPUYO y en ASAMBLEA COMUNITARIA donde tienen que decir las cosas, lo demás son chismes, y no querrán pasar por “chismos@s”.
Igual propuesta para quienes están “aprendiendo” en otros espacios de la Tierra Caliente donde dejamos amig@s, que nos cuentan, y siguen hablando de MBT sin conocerla, ni haber participado de sus actividades. Vengan una semana “gratis” a este campamento y no les pediré nada. Si regresan, pues bien venidos, si no, pues ni modo, ahora sí pueden decir lo que quieran sobre el Campamento y sus organizadores, LO QUE QUIERAN, pero, vengan, de lo contrario pasarán por “chismos@s” y “habladores”, y nosotros nunca hemos procedido igual, o prueben algún infundio, habladuría que nosotros hayamos corrido sobre ustedes; no nos interesa lo que hagan, salvo cuando hablan de MTB.
Si no van a aceptar el RETO, entonces les pido, CIERREN SU BOCA, no digan nada ni a favor ni en contra, no existimos para ustedes, como durante 20 años.
Dos décadas de actividad suenan fácil, ya mero jubilamos a varios funcionarios de la SECUM, otros ni siquiera se han enterado de lo que hacemos, no se preocupen, no queremos “impactar” en su estadística. 20 años de trabajo voluntario porque ¿Quién lo va a hacer? NADIE, la SECUM sólo trabaja donde hay hoteles (¿o no?), trabajan donde les facturan y pueden meter sus carros ¿Cuando han visto a un funcionario de la SECUM en una brecha de más de 2 km? NUNCA ¿Cuándo la SECUM ha homenajeado a un/a músic@ que no le haya presentado MBT? Díganme uno y les regalo un disco de és@ músic@. ¿Cuándo la SECUM ha desarrollado un programa o actividad que no haya hecho primero MBT? Díganme una y les regalo el acceso VTP a la Campamenta desde la puerta de su casa ida y vuelta. ¿Por qué la SECUM no “encuentra” a nuevos preservadores de la tradición? Porque no tiene “investigadores” (y tiene un "departamento" dedicado a tal fin) o mínimo a “gestores regionales” en el campo; no los paga y sus valerosos funcionarios no hacen trabajo “gratis” o fuera de su horario de trabajo, o “sin viáticos” o sin apoyo de un Programa Federal (que son los que tienen el dinero, porque la SECUM no paga, y eso es VOX POPULI); pero suponen que un promotor cultural debe hacerlo y de manera ¡¡¡¡voluntaria!!!! Los funcionarios de la SECUM que se dedican a hablar mal de MBT consideran que su “trabajo” es “trabajo” y merecen un sueldo por él, pero suponen que las actividades del “promotor cultural” no son “trabajo” y ¡¡¡no debe cobrar por ellas!!! A igual trabajo igual paga, ah pero como la SECUM se gasta más del 70% del dinero en “sueldos” de su burocracia, no puede destinar “apoyos” a los promotores. Esa es una de las razones por las cuales NO QUIERO YO saber de la SECUM, una institución podrida, corrupta, ineficaz, ineficiente y todavía peor, una institución que obstaculiza a la CULTURA y a los promotores independientes que trabajan para llevarla a los lugares donde no pueden y no quieren sus burócratas.
MBT tiene 10 años en que no ha necesitado a la SECUM, para nada, ya tenemos un espacio PROPIO, con instalaciones construidas por don Noé Martínez y su hijo Pillo, David Durán, Elizabeth Avendaño, Camilo Lachino, César Vázquez, Gizah y otros amigos que han ayudado a hacer adobes, rajar madera, emparejar pisos y levantar una construcción tradicional, con su horno de pan, armar un vivero con el que se reforesta El Astillero, y un taller de laudería que en unos años tendrá el derecho a tener instrumentos “verdes”, no en color sino en etiqueta, pues toda la madera con la que se construyan saldrán de Copuyo y será sustentable.
En una comunidad, San Pedro Ixtapan Copuyo, municipio de Tzitzio, donde la “cultura” está viva, para aprenderse y experimentarse. No hemos ido a “enseñar” sino a aprender y a compartir el gusto con la “gente del gusto”. Los Ciruelos está abierto a la gente del gusto, pero, para los que ya eligieron “el destino” esa su casa, ustedes sabrán que hacen en ella y con ella.
La nuestra no es la visión corta de unos “talleres” para “aprender” las Artes Tradicionales de la Tierra Caliente, es un sueño de construir una comunidad con “gente del destino” que pueda ser autosustentable y, mediante las Artes (así chingón y en mayúsculas y sin priorizar si “bellas y cultas” o “Populares y Tradicionales”), pueda coexistir con otros seres humanos y su entorno sin explotación. Estamos en una serie de comunidades pobres económicamente, pero ricas en conocimientos que pueden usarse para encarar mejor el futuro, que se cierne negro con una mina a unos kilómetros. Los Ciruelos están afilando sus armas para dotar a los niños y jóvenes algo mejor que el narcotráfico y la destrucción de su territorio.
Por todo esto, cuando escucho que todavía hay personas que “hablan” MAL de nuestro proyecto, sin conocerlo, sin enterarse de qué estamos intentando construir, más que enojo (que si lo hay) y “desesperanza” porque, quienes critican, dicen “buscar lo mismo” (pues conozco a quienes “dicen”), pero socavan lo que no es “administrado” por ellos, siento alegría. Seguro se extrañan ¿Alegría? Porque yo sé que el enemigo no son l@s hablador@s (perdón pero no encuentro otra palabra y “calumniador@” me parece mas fuerte) sino la burocracia (no como grupo sino como práctica) y la mentalidad que se construye en quienes dependemos de un sueldo del Estado (y que comparto, en alguna medida, por yo mismo ser un asalariado, temeroso a perderlo), y claro el Sistema Económico Depredador en el que vivimos y que se llama CAPITALISMO (aunque algun@s se me espanten y empiecen a pensar ¡Comunijta!). Ya sé quien eres y lo que quieres, y es DIVIDIRNOS; pero no lo vas a lograr...
Así que mis CONOCID@S “habladores”, les invito a que se den una vuelta del 29 julio al 1 de agosto, de éste o cualquier año, asuman o no los retos lanzados, no les vamos a “hacer malas caras”, sólo que, como cualquier visita, hay que colaborar de las actividades de la casa. Vean y si no les gusta... tienen toda la LIBERTAD de decir lo que quieran, pero cuando vean lo que se invierte económicamente se van a dar cuenta que el único lucro es el orgullo de hacer las cosas sin la intervención del ESTADO ni de las “empresas privadas”, ni del “narco”, sólo organización, trabajo colectivo y “gusto” transformado en “destino”, ésa es la diferencia entre nosotros y ustedes; a lo mejor ya tienen “gusto”, vengan a ver si tienen “destino”.....
lunes, 12 de julio de 2021
¿Cómo nace la conciencia?
Estimados cofrades afrodescendientes.... ¿Qué les parecen las palabras de Malva Flores? Yo creo que no se da cuenta de que está en el corralito...pero bueno "ca quén...dicen en Huetamo"...
"...No necesito ese tipo de apoyos. Me parece que la academia norteamericana, sobre todo, ha promovido esa especie de culpa que sienten los países colonizadores que lleva a que nos vean con esa condescendencia insoportable. Si me dicen negra en la calle es menos ofensivo que si me dicen afromexicana. No tengo nada en contra de mi color, pero me parece que no se dan cuenta del racismo que ejercen. Le dije a este muchacho que muchas gracias, pero yo soy mexicana. “No me pongas en un corralito, no me pongas en una reserva de indios o afromexicanos, o de gays, o de mujeres”. Me gusta que platiquen conmigo por mi inteligencia, mi simpatía o si tengo algo que decir. Me parece que esto es algo que ha pervertido la realidad....".
Si quieren ver la entrevista completa:
https://confabulario.eluniversal.com.mx/malva-flores.../...
Lo único que puedo pensar es que, en efecto, la afroascendencia no necesariamente lo convierte a uno en afromexican@, que se necesita más que el gen o el fenotipo; será la CONCIENCIA, la afirmación razonada y conciente de ese ascendente familiar, grupal y que se afianza con una necesidad que pasa en ése momento del individuo a la colectividad, al grupo social es lo que permite re-conocerse AFRO. Ese proceso, de reconocerse "otro", no es producto de mirarse cotidianamente al espejo, mientras uno se peina, sino de entender procesos de inclusión/exclusión en los que participas/n otros cotidianamente y no siempre de manera pensada, muchas veces "sentida", vivida, que impactan en tu estado de ánimo y tu persona. Cuando uno ata cabos y entiende que el racismo lo permea todo en éste país, por más "afuera" que te sientas, o no hayas sufrido de "discriminación", ves que muchos otros si y aquí la empatía puede ser idealizada en el "humanismo" moderno (me siento indignado con "cualquier" dipo de discriminación) o menos ingenuamente se busca exhibir la desigualdad no sólo en términos económicos, de género y hasta de actitud, sino ponerle también por su matiz étnico. Uno puede sentir que la "discriminación" experimentada fue por ser "mujer", o por ser "mexicana", o por pertenecer a cierto "estrato económico", pero tal vez fue por la "apariencia". No quiero "juzgar", aunque el hecho de compartir el fragmento, remitir a la nota, ya es un nada "sutil" juicio en contra; sin embargo, una vez juzgado el comentario (Nunca la persona), les propongo pensar ¿cómo desarrollaron la conciencia y cómo ayudamos a otros a que entiendan estos procesos de corte mundial que se vinculan con lo local, lo familiar y lo individual? ¿Cómo logramos más "ejemplos" positivos, de autoafirmación, que ayuden a niñas y niños, jóvenes, adultas y adultos y hasta viejos a re-conocerse? Aunque el proceso es deseable que coincida con la necesidad de consolidación del YO que se da en la juventud (luego de navegar en las turbulentas aguas de la adolescencia), me parece que no hay una edad para "darse cuenta", definirse y apoyar a otr@s en ése proceso de asumirse Afrodescendiente (o de cualquier otra identidad social). Ojalá nos podamos acercar a las afrocaracolas, a los Encuentros de Pueblos Negros, a los Festivales del Tambor que hay en varias ciudades de México, y pensemos profundidad, es decir, descentrándonos, poniéndo al grupo afrodescendiente de México (los afromexicanos, los africanomexicanos) en el centro de nuestra mirada. Así, además de mi experiencia que, como es distinta, puede estar alejada de experiencias negativas por mi apariencia, puedo reconocer las de los demás, que muchas veces son violentas y tristes; necesito volverme empático con las experiencias de los demás y decidir si ¿ésta lucha es o no "mía", si "debo" o no participar? Aunque la respuesta sea NO, siempre hay la posibilidad en el futuro de cambiar la respuesta, y asumir un pleno SI; sólo la muerte puede limitar ésa decisión....
¿Mama que será lo que quiere el negro?...
El domingo 25 de febrero de 1990 Wilfrido Vargas y su "combo" se presentaron en Viña del Mar. Le habían pedido los organizadores que no tocara "El Africano", alegando una corrección política... pero al calor de la noche y la fiesta ¿Quién le puede decir que no a 25,000 personas?....Así que al redoble del cuero de la tambora, gritó: ...¿Mámi que será lo que quiere el negro?...Y un enardecido "monstruo" gritó en la Quinta....¡Que se vaya Pinochet!.. Al terminar, la gente pidió se repitiera, tras breve consulta, volvió Wilfrido a cantarla y la gente a responder ¡Qué se vaya Pinochet! Al terminar el evento, en la rueda de prensa, la municipalidad (que era pinochetista), acompañó al cantante dominicano a su hotel, para evitar la algazara de los periodistas que querían saber sus intenciones políticas.... Ese año fue el último del dictador, ya estaba pactado, no lo "tiró" El Africano, pero si lo acompañó rumbosamente a la salida....
domingo, 11 de julio de 2021
Baila La Costilla... Baila El Costillar
Urgando en las tradiciones de América del Sur, para encontrar un ejemplo de El Gallinazo, en Chile, me encontré un baile a 4 (dos parejas de hombre y mujer) llamado El Costillar; bailado en el sur de Chile con un acompañamiento musical con acordeón. Los hombres con un sombrero de copa muy alta y ala angosta, pantalón corto y sandalias, las mujeres con vestido, mandil y alpargatas. En los comentarios de youtube los chilenos le suponen una "influencia alemana", y algunos suponen que es una "copia", mas o menos exacta de algún baile centroeuropeo. Obvio es decir que para mí en todo caso forma parte de las tradiciones compartidas por el Pacífico Americano. Vamos a poner tres ejemplos y quiero que comparen la música, la cual tiene frases muy parecidas (por no decir idénticas). El primero es El Costillar.
En seguida La Costilla, folclórica y acompañada con mariachi de masas; bailada en California. Es muy parecida a El Costillar, aunque la primera frase melódica difiere, y claro, la coreografía se monta según la tradición escénica de "Jalisco. Me parece "curioso" que no lleva copla.
El tercer ejemplo es el caso de La Costilla de Arteaga, coincide la frase, y en el movimiento coreográfico, cambiando sombrero por botella, y me intriga ese verso de Los Monos, si se trata de un ecadenamiento de dos sones? Aunque vestidos de manta y con sombreros que no usan normalmente, los músicos y los niños son preservadores de la tradición.
miércoles, 7 de julio de 2021
Espacio, tiempo, prácticas culturales... y un “gallinazo
Llevo tiempo tratando de entender cómo es que las prácticas culturales suceden en un espacio y cómo cambian con el tiempo. Siempre que logro formarme un modelo imaginado de cómo ocurrían las prácticas en un tiempo determinado, aparecen elementos que me muestran lo rápido que cambian en forma y sentido. En cuanto logro construir una representación espacial de la práctica, alguien me cuenta, o me encuentro una referencia a que éso ya no sucedía allá sino acá, moviendo la frontera; pero no sólo kilómetros, sino cientos. La respuesta a esto es que en un país con tal diversidad de regiones, con tal dependencia de los mercados internacionales y por tanto con tantos grupos políticos que intentan hacerse del poder, para mediar con los capitales exteriores, no sólo cambiamos de forma de gobierno y Estado: monarquía constitucional, república federal, república central, república federal, monarquía constitucional, república federal, dictadura, república federal centralista, dictablanda... También producimos para el mercado internacional, oro, plata, cobre, caña de azúcar, añil, maderas preciosas, hierro, carne, algodón, marihuana, melón y limón, para potencias que también cambiaron su centralidad en el orbe mundial: España, los Países Bajos, Francia, Inglaterra, Alemania, Estados Unidos, Japón. A cada cambio se reorientaron las rutas de comercio extractivo, por el que enviamos materias primas y consumimos productos elaborados, se construyeron caminos de hierro por donde hubo senderos, caminos de herradura y brechas, luego asfalto, puertos de marear y puentes aéreos. Por esas rutas llegaron personas y prácticas culturales distintas, instrumentos musicales, libros de poesía, manuales de danzar y hacer instrumentos, hojas sueltas con coplas y partituras de moda. Nuestras fronteras políticas cambiaron, “perdimos” jurisdicción sobre territorios, y casi nunca crecieron los espacios geográficos llamados “Michoacán”. Tuvimos políticos en puestos centrales y nos gobernaron fuereños; mandamos un emperador y cuatro presidentes a “gobernar” a “México” y recibimos como interinos a muchos “virreyes”; no pocos sacerdotes de estas tierras se sentaron en sillas episcopales en Nueva España, en las sedes de México, Centro y Sudamérica; pero también fueron y vinieron arrieros criollos y huacaleros indígenas, batallones de pardos e indios flecheros. Todavía en el siglo XX recibimos turistas, trasterrados políticos, inversionistas y artistas; y expulsamos al 50% de nuestros paisanos y parientes a Estados Unidos y Canadá. Es lógico pensar en prácticas culturales fluyendo, de ida y vuelta, traspasando fronteras estatales y nacionales, regresando en otros tiempos transformadas.
Así que cuando escucho “El baile de Tierra Caliente de Michoacán” me da un poco de ternura y más cuando escucho “El baile de Tierra Caliente de Guerrero”, y francamente me da risa cuando escucho “El baile del Sur de Jalisco”. Entiendo que estas entelequias corresponden a construcciones políticas forjadas desde la centralidad de espacios políticos controlados por élites regionales que se asientan en el Bajío (Guadalajara y Morelia) y en una construcción/invención muy extraña que sólo existió en la mente de Juan Álvarez y que se llama “Estado de Guerrero” de una más extraña invención llamada “Región Centro”, en Chilpancingo. Mientras la Tierra Caliente, como territorio, tiene una existencia tal vez milenaria, como lo evidencian sus nombres en las lenguas del poder: Jurío, Chupio, Aparandanï, Tlallitlatlac, Ytlatlayan, Tlatotonik, la cual fue partida en dos, una sección occidental bajo control de Tzitzuntzan y una oriental dominada por Mexico Tenochtitlan. “Michoacán” como “rumbo” y región imaginada está presente desde, tal vez, el año 1400 d.n.e. y el Bajío se constituyó hacia la primera mitad del siglo XVI, Guerrero no definió sus fronteras con Michoacán hasta la primera década del siglo XX, y todo un distrito en la Tierra Caliente de un plumazo se volvió “Guerrero” y dejó de ser "Michoacán". Esto no quiere decir que no hubiera “cultura” en estos espacios de "reciente" creación, sino que sus identidades imaginadas no existían; para ello, los gobiernos estatales crearon identidades construidas mediante gentilicios bastante raros, como “calentano”?, que de insulto se volvió un referente y orgulloso adjetivo!! y usaron diferenciaciones falaces a partir de nacer de un lado y otro del río.
Estas identidades políticas usaron a las artes tradicionales para intentar sobreponer a la identidad regional y local, que como vimos en algunos espacios son centenarios o milenarios, una identidad estatal o regional absurda: Los Altos “DE JALISCO”, el Bajío “GUANAJUATENSE”, El Sur de JALISCO, “La Tierra Caliente de GUERRERO”. En este proceso los “concursos” escolares de “Baile Regional”, que de regional sólo tenía el nombre, pues atienden a los límites políticos con más celo que las dos Coreas, y fueron creando “apropiaciones” y criterios absurdos: “En Michoacán NO se redobla, éso es en Guerrero”, “La tambora ES de Los Altos y el Sur de Zacatecas”, “El mariachi ES de Cocula”. Estereotipados como “verdaderos”, obligando a los niñ@s a repetir como pericos lo que sabe dios quién, inventó en un escritorio, y a sentirse orgullosos de su Nación, luego de Estado, antes que de su pueblo.
Es paradójico que aunque los profes son de esos pueblos y cruzan los ríos para ver a sus novias y parientes, ir a estudiar, comerciar, buscar al médico, sacar las placas de sus carros cuando están más baratas, “dar la vuelta”, no se dan cuenta de la falacia y siguen gritando “¡Ajúmala calentano!”, “¡Viva Aguascalientesnnn!”, “¡Puro Michoacán!” y demás estupideces, perdón, muestras de identidad. Claro, me dirán, ellos no producen los contenidos curriculares, en todo caso los imparten y si quieren, pueden y tienen tiempo entre las dos plazas, el taxi, la papelería, o las ventas por catálogo, pues adecuan. A los pedagogos de las Secretarías de Educación en el Estado no les corresponde investigar, con ver que hay en la literatura sobre folclor les basta; el problema es que, "lo que hay", tiene justo esas visiones de los años 50, aunque se haya hecho ayer, y la búsqueda de una identidad nacional a partir de desarrollar las identidades estatales, usando “los bailes regionales”, paradójicamente, continua.
El modelo de desarrollo “REGIONAL” que se implementó a partir del periodo Alemanista, fue una imposición/importación del desarrollo por cuencas hidrológicas, ideado en E. U. para convertir el “Tazón de Arena”, una zona muy pobre del Medio Oeste, en una rica planicie agrícola a partir de crear un sistema hidráulico en el río Mississippi. Acá la “Alianza para el Progreso”, que buscaba frenar el avance del comunismo haciendo negocios en A. L. e imponiendo títeres, tuvo un gran aliado/socio con don Miguel Alemán, que se despachó a lo grande quedándose con medio Acapulco y poniéndole su nombre a la costera. Se crearon las Comisiones del Tepalcatepec, del Balsas, de la Costa Sur, del Papaloapan, pusimos a Cárdenas pa que se ocupara y no pensara en quedarse en el poder. Ante el impacto de mover gente, recursos, pueblos por las presas, la creación de caminos, de campos de riego que usaban la electricidad de las presas y la dinamización económica producto de todas esas magnas obras, a don Gonzalo Aguirre Beltrán se le ocurrió armar acciones para afirmar las “culturas regionales”; probablemente a algún profe de su equipo se le ocurrieron los “concursos” y aparecieron mágicamente en Tierras Frías y Calientes, se dotaron de instrumentos musicales a bandas, orquestas y grupos de música popular, con cheques otorgados por las Comisiones, pero que la gente atribuye a la bonomía y gusto por la música tradicional del General. Los maestros misioneros fueron comisionados para investigar las artes tradicionales donde se asentaban las Misiones Culturales, se hicieron informes y de ellos salieron valiosas publicaciones que, lamentablemente, se volvieron cánones de prácticas que no necesariamente fueron estudiadas a cabalidad. A partir de los informes y de los montajes que se hicieron en ésos años, los profes se dieron gusto y la SEP promovió concursos entre las escuelas de las zonas escolares de esos nuevos polos de desarrollo, pero también fuera de ellos. En un momento en que el cine se abría a una “democrática” representación de las regiones en la pantalla, ya no sólo había charros, charros, las otras músicas y bailes aparecieron en la capital, pero no todos se “modernizaron” y quedaron en “el gusto” de la urbe. En la fototeca del INAH, disponible mediante la Mediateca, podemos ver en el centro nocturno de caché de la época, El Patio, en teatros y explanadas a Danzas de Viejitos, Tehuanas, Jarochos y Huastecos, pero “Jalisco nunca pierde” y el mariachi ya había hecho sus estragos y había llegado para quedarse, cuando menos hasta los 70 cuando la avalancha del norte los comenzó a desplazar, lento pero seguro.
Los repertorios y las “monografías” de esos maestros misioneros y profesores de educación básica que llevaron niñas y niños a los concursos nacionales fueron la base para que sin investigar mucho (o nada) iniciaran las Compañías de Danza Moderna a transformarse, mediante “ballets” (cuadros escénicos con una temática y una historia) de corte “mexicanista”, en Compañías de Ballet Folklórico, algunas relacionadas con la naciente institucionalización de la danza, como práctica artística, y sus escuelas y academias. El objetivo era “dignificar”, “rescatar”, “escenificar”, “mostrar” los “bailes regionales” y de nuevo, construir identidades nacionales ya no entre la gente de campo, sino en la urbe, y sobre todo en una juventud cada vez más influida por los medios de comunicación extranjeros (según la percepción del Estado), que siempre han dominado el mercado y las industrias culturales “mexicanas”, nomas hay que revisar la “alianza” de Azcárraga con Columbia, CBS, para cuestionarnos dónde está lo “mexicano” en Televisa y sus satélites. La tele entendió muy bien que este proceso, de construcción de una identidad nacional alentado por el Estado mexicano, podría convertirse en un negocio lucrativo apropiándose de la "cultura del Bajío", charros charros en la pantalla, el ballet de Amalia Hernández en horario estelar, cuando no estaba en Bellas Artes bailando para el turismo, y échame a mí la culpa...de la homogeneización mariachera del país, luego de la norteñización, y de la gruperización, y lo que siga.
Tan duros estereotipos nos construyeron imaginarios sólidos de lo que es “ser” mexicano, y tener una identidad “regional”, que en realidad se ajustó a fronteras estatales, sin importar que jarochos hubiera en Oaxaca y Tabasco, sólo Veracruz es bello. Lo que el cine nos mostró la tele lo ratificó...ya vamos llegando a Pénjamo.
Que difícil es “desaprender”, vaciar la razón de imágenes estereotipadas y aproximarse a las realidades locales; enfrentarse a lo que la gente hace y además reconocer en ello la huella del Estado, de las Industrias Culturales y la Opinión Pública creada por los Medios de comunicación de masas. Es difícil toparte con testimonios de otros tiempos, en esos espacios regionales y ver cuanto ha cambiado, cuanto ha desaparecido y tener elementos para entender ¿por qué? No con la romántica nostalgia del bien patrimonial perdido, sino con el afán de entender la secuencia de apropiaciones/negociaciones entre los grupos subalternos, el Estado, las élites locales, regionales, nacionales y extranjeras mediadas por algo aparentemente tan “apartado de la política” como el “arte”, pero a la vez tan poderoso simbólicamente, tan disruptor.
Un ejemplo de muestra para que se entiendan los argumentos esbozados:
El violín y la tambora
se oyen sonar en Urapa (Rancho del distrito de Ario),y la gente va gustosaa las bodas de Serapia.....Desde lejos se divisauna vistosa enramada,barrido el suelo y compuesto,y en el centro preparadauna cavidad, cubiertacon un ancha y gruesa tabla,donde bailarán contentaslas gentes de la comarca.En aquel grupo que vieneen carrera apresurada,se advierten los dos espososen medio de la algazarade los que ansiosos procuranobtener de diestros fama,quitando al novio la espuela;entre tanto, que animadala música toca El Canariopara anunciar la llegada.....Se oye un grito de alegríaal tocar El Gallinazoy de entre los concurrentesse paran a bailar cuatro“¡Una de tobíos güeros!dice uno, para este rato,”“¡Una morena!” grita otro,y presto se llena el campode mujeres que se aprestancon su rebozo terciado.y la mano en la cintura,garbo y salero mostrando.Se oye un gran redobleencima de aquel tablado,y una voz limpia y sonoraaqueste verso cantando:“He de casar mi gallina,gallina, vení, volá,con un gallo copetón,tirana ná, na ná, na ná,para que salgan los pollosgallinacito vení volá,con chaqueta y pantalónvolando viene, volando vátirana ná na ná, na ná”.En tanto los bailadoressiguiendo el alegre canto,dan vueltas a un mismo tiempolos pañuelos revoleandoa su compás y movimientohaciendo un cuadro animado.Concluye el son y van todaslos lugares ocupando....Gallinacitovola, volando;volando vienes,volando vas.¿De dónde mi gallinazo,tan amarillo y mortal?Vengo de la yerba buena,que me han querido cazar.Dicen que gavilancitoVolando viene, volando vaSe pasa la mar de un vueloVolando viene, volando vaVolando viene, volando vaGavilancito volar, volar...Voy a casar mi gallinacon el gallo copetón (bis)Para que salgan los polloscon chaqueta y pantalón (bis)Voló, voló, voló pa′ arribaVoló, voló, voló pa' arribaCon el paño vuelta y vuelta (bis)Que le daba y no paraba (bis)Bailen bailadores, paños colorados (bis)Bailen La Gallina, pero redoblado (bis)
Víctor Luviano nos describe hacia finales del siglo XIX una fiesta en Urapa, la Urapita de don Leandro Corona, una bella población, Tenencia de Ario de Rosales, pero en la Cuenca Alta del Río Puruarán (noten que voy a realizar la descripción siguiendo el modelo de cuenca hidráulica), donde se asientan los pueblos y ranchos en los que el jarabe se resguardó por la trascendencia que tuvo y tienen en su uso social. Describe una boda de la gente común de esa localidad de los Balcones de Tierra Caliente, una enramada que permite bailar sobre la tabla, en grupos de cuatro personas, dos parejas de hombre mujer, güeras y morenas. Antes de llegar los jóvenes se lanzan al galope para ser el que reciba al novio, le quite las espuelas y con ello, gane el derecho de bajar a la novia del caballo, mientras los músicos tocan El Canario. Forma usual que se acostumbraba en La Huacana, Churumuco y Turicato, municipios al sur de Ario.
La música está compuesta por violín y tambora, luego volveremos sobre la dotación.
Los asistentes están sentados y se paran al escuchar un son que ya no se oye por esos rumbos, El Gallinazo; baile que implica usar los pañuelos “revoleados”, es decir dando vueltas, con “gran redoble” sobre el “tablado”.
Gallinazo es el nombre con el que designan en América del Sur lo que nosotros llamamos “zopilote”. Como baile parece tener un origen antiguo y no muy preciso, pues en Antioquía, en Colombia, se dice que hay referencias a una danza llamada así desde 1750 y en Chile, se dejó de bailar hacia 1830.
Gallinacito
vola, volando;
volando vienes,
volando vas.
¿De dónde mi gallinazo,
tan amarillo y mortal?
Vengo de la yerba buena,
que me han querido cazar.
Curiosamente los versos se parecen a El Gavilancillo, son jarocho.
Dicen que gavilancito
Volando viene, volando va
Se pasa la mar de un vuelo
Volando viene, volando va
Volando viene, volando va
Gavilancito volar, volar...
Pero ése es otro cantar, pensar cómo El Gavilancito se convirtió en Gallinazo, o viceversa, por qué El Gallinazo se volvió gavilán.
Regresemos al zopilote/ gallinazo. En ambas descripciones de se usan pañuelos en las manos que se “revolean”, imitando las alas del animal.
En la Tierra Caliente del Balsas Medio (que ocupa porciones de los estados de Michoacán, México y Guerrero) hay en la actualidad un son que se llama La Gallina, que usa la misma copla inicial que la descrita por Luviano y un estribillo similar al del folclor chileno, pero no con la misma estructura interpretativa.
La copla del son tradicional de la Tierra Caliente del Balsas Medio delinea lo que hay que hacer coreográficamente, “con el paño vuelta y vuelta”, “pero redoblado”. Ambos kinemas están también presentes en la descripción poética de Luviano: “los pañuelos revoleando a su compás y movimiento” y con “un gran redoble”.
Regresemos ahora a la instrumentación, violín y “tambora”, que podríamos suponer se trata del instrumento que caracteriza a los conjuntos de arrastre del Balsas, la “tamborita” (tambor de doble parche, con sistema de tensores de corte militar europeo, de forma y proporción parecida a los bombos de las milicias novohispanas, aunque de tamaño menor y tocado con baqueta y “bolillo”, un mazo acolchado). Aunque al oriente de esta pequeña región, en el municipio de Turicato, doña Crecenciana Borja Espino, que murió de más de 80 años hace menos de un lustro, nos contó que ése instrumento, que ella tocó, se podía ver en las fiestas de los ranchos, no hemos escuchado de su uso en la porción occidental. En cambio, don Rosalío Chávez (de más de 80 años), de Las Puentes, municipio de Ario de Rosales, refiere que la “tambora” (también un tambor de doble parche, de sistema de tensores de corte militar europeo, de grandes dimensiones, tocado con baqueta y mazo acolchado) se usó en la zona oriental, una entre entre varias dotaciones instrumentales que tenían al violín como instrumento melódico, a la armonía, como armónico y a la tambora como “bajo”. Esta dotación instrumental continua usándose en el municipio vecino de La Huacana, aunque vinculado con la música sacra usada en las funciones religiosas y sigue hacia el sur en el municipio de Arteaga, también en contexto religioso.
Tenemos pues en esta referencia poética publicada en 1894 que hay un “son” que se llama El Gallinazo, bailado con pañuelos y redoblando en la tabla, bailado por dos parejas de hombre y mujer (como es usual que se bailen los jarabes, sones y gustos en la región), que es acompañado con violín y tambora, en un pueblo de los Balcones de Ario. La copla, que usa Luviano para describir el baile, forma parte de varias piezas llamadas La Gallina, pero cuyas melodías y formas de enunciación poética son distintas.
Aunque piezas musicales llamadas El Gallinazo, aparecen en Antioquía, Colombia y Chiloe, Chile, mantienen características kinéticas comunes, como usar pañuelos y dar vueltas, el redoble sobre la tabla, distingue lo que se hace en México, tanto en la Costa Sierra, Los Balcones y la Tierra Caliente del Balsas Medio. Hay una apropiación pues se le describe como “son”, y por la referencia de Luviano, hay un gusto por bailarla, lo curioso es que el editor de "La Lira Michoacana", don Mariano de Jesús Torres, guitarrista de sétima, profundo conocedor de la música popular michoacana de su tiempo, coloca una nota a pie en El Gallinazo, y lo llama: “Jarabe suriano”, que también refiere en El Canario. Algo hay aquí para tratar de aproximarnos a las clasificaciones de la época y entender sus referencias ¿Qué era para ellos un jarabe? ¿Equivale a “son”? Don Mariano sabía de lo que hablaba, pues nació en la ciudad del Jarabe moreliano.
Hasta aquí tenemos una pieza antigua de la cual no puede marcarse un “origen”, pero si una apropiación y adecuación a lo largo del Pacífico Latinoamericano y Tierra Adentro, siguiendo los afluentes del Balsas...