viernes, 12 de junio de 2020

¡Ay! tengo mi clarín sonoro…Las trompetas de metal y los militares pardos en el Michoacán novohispano



El sonido estridente de los instrumentos de viento fabricados con metal ha sido uno de los favoritos de las diversas poblaciones que en el pasado ocuparon el territorio que actualmente se llama Michoacán. Aunque en Mesoamérica se usaron distintos de tipos de trompetas y bocinas, fabricadas con elementos vegetales como los guajes; partes de animales, como los huesos y las conchas de caracol, e incluso el alabastro y otras piedras, la gente que hablaba la lengua de Michoacán fue uno de los pocos pueblos que lograron las habilidades tecnológicas para usar el metal; así que, además de elaborar joyería, herramientas agrícolas y armas, desarrollaron trompetas fabricadas con metales, principalmente de cobre y sus aleaciones. En La Relación de Michoacán, la principal fuente de información sobre el pasado prehispánico de Michoacán, aparecen descritos algunos de estos instrumentos y sus representaciones gráficas;aunque no es muy claro el material de construcción, bien pudieron fabricarse con fibras vegetales, como las que se hacen con acocotes o bules en la actualidad en los estados de Morelos y Guerrero, o por qué no, el cobre y sus aleaciones....



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jueves, 11 de junio de 2020

Todo cabe en un concepto sabiéndolo acomodar ...sobre eso que se llama música tradicional

 En el pasado era la música un valioso bien, se podía aprender si se canjeaba por dinero, se ganaba con oficio de aprendiz, aunque también se daba por amistad y por supuesto se robaba. A cualquier músico bueno le desagradaban "los que paraban oreja", que se desentendían del baile y estaban memorizando; por eso lo mejor era adornar, llenar de floreos la línea melódica y tratar de confundir al bandido que después andaría reproduciendo el éxito en otros lugares, y lo que es peor, cobrando por ello. No hay ejecutante de Tierra Caliente que no hable de la música como si fuera hermosa plata, todos "pidieron de dao" sones, canciones y valses, más de alguno se "robó" piezas que sólo tocaban los viejos maestros, y ya en confianza, cuentan como compraron alguna joya del repertorio que los caracteriza. Uno que otro fue engañado, pagó por una pequeña frase musical y nunca le dieron el complemento, otros siguieron a sus maestros por sierras agrestes, ríos crecidos y planes calientes para que les "dieran música". Nunca en papel, siempre de oído y de vista, hasta tener que tocar, un repertorio básico compartido por la tradición y otro jaloeado con los discípulos de un maestro, que con el tiempo y la habilidad se convertía en uno propio. Tocar con un estilo, un sello característico, es signo de maestría que no cualquier músico tradicional posee. Al mediar el siglo pasado llegaron la radio y las grabaciones fonográficas a las diferentes regiones del país. Lo hicieron con pausas, pero con una expansión continua, hasta alcanzar los lugares más recónditos de nuestra geografía sonora. Los medios mecánicos de reproducción sonora comenzaron a desplazar a los músicos tradicionales en un lento y al parecer, irreversible proceso de suplantación. Por cinco centavos la gente podía escuchar en un tocadiscos a Pedro Infante acompañado del Mariachi Tapatío de José Marmolejo, los mejores de su tiempo, y no pagar los 5 o 10 pesos que le costaba una canción tocada por los músicos locales. Otros fenómenos vendrían aparejados con la llegada de los medios masivos de incomunicación que desalentarían la reproducción cultural y musical en casi todas las regiones del país. El gusto musical comenzó a manipularse de manera más eficiente por el cine, el radio y los acetatos, de tal manera que la riqueza de formas musicales, instrumentaciones y géneros, musicales, líricos y coreográficos que existían en el territorio mexicano sucumbió ante la "unidad nacional". LA "MÚSICA MEXICANA" quedó definida por el "mariachi" (con trompeta) y la "canción ranchera", prototipos re-creados en la capital de la república por los empresarios y los políticos de la posrevolución nacidos en el Bajío, con ello, las demás expresiones populares quedaron al margen de "lo nacional". 1 Aunque se hicieron algunas películas, producciones fonográficas y programas radiales sobre otras regiones neoculturales del país como la Huasteca, el Sotavento, e incluso la Tierra Caliente, el charro cantor y la china poblana estaban en el primer plano para las cadenas de radiodifusión (convertidas después en televisoras) y en los oídos de los productores fonográficos.