El presente texto es una breve aproximación a la historia, la construcción y el uso social del arpa grande tocada por los pobladores náhuatl de la costa de Michoacán. No está centrado en la "caracterización" técnica del instrumentos (por ello no hay descripciones "precisas"), ni en su clasificación organológica occidental, ni en las técnicas de ejecución; pues en muchos casos no es posible hacerlo. La intención es comprender los procesos sociales que la introdujeron y la adscribieron a determinada dotación instrumental en una de las diversas culturas musicales que se han establecido en Michoacán. Se trata de entender cuáles fueron los diversos factores sociales que la hicieron incorporarse a una dotación musical, para luego dejar de usarse y ser sustituida por otros instrumentos, a veces para tocar la "misma" música. Intentaremos formar una visión de conjunto sobre esta actividad múltiple que es la construcción de instrumentos musicales: difícil artesanía que requiere conocimientos técnicos ancestrales, la mayoría de los cuales no están sistematizados y sería pertinente el que se empezaran a estudiar, sobre todo ahora que, desde hace tiempo, hay la intención de crear una Escuela de Laudería en Michoacán, cuyos diversos proyectos siempre dejan fuera a los saberes tradicionales. Se supone que la tradición laudera occidental de la actualidad es "científica", es decir, conoce los efectos que los materiales de fabricación, las técnicas de construcción, las formas y medidas producen en el sonido que caracteriza a los instrumentos musicales, con lo cual se pueden producir series de objetos que mantienen características semejantes y cuyos procesos de elaboración pueden realizarse en serie, dentro de fábricas más o menos automatizadas. En cambio las tradiciones no occidentales, o las derivadas de ésta, pero divergentes, como las tradiciones lauderas de Michoacán, no utilizan sistemas de medidas estandarizadas, como el sistema decimal, usan materiales locales, mantienen formas y dimensiones corporales, antropomorfas, que producen instrumentos únicos en talleres familiares y cuyas estéticas acústicas responden a las necesidades de las culturas musicales que producen el instrumento musical. Así que cada cultura musical fabrica objetos sonoros que le son significativos y el predominio de uno sobre los otros no está en el instrumento en sí mismo ni en sus procesos de fabricación, sino en el predominio de un sistema cultural derivado de uno económico sobre los otros. El arpa náhuatl es un objeto en el que podemos mirar como concurren procesos históricos, productivos, sociales y culturales para intentar comprender a la sociedad que la produce. Para producirla, una familia de músicos y artesanos reúne materiales locales colectados en el entorno de su comunidad, los somete a procesos de transformación que están afianzados en la tradición, en la experiencia adquirida mediante la prueba y el error, pero codificados en la cultura, de manera tal que los instrumentos musicales producidos "suenen" como "deben sonar" de acuerdo al uso social al que están destinados y sus espacios: el baile profano en la casa, en la plaza, en el río o la playa, y la danza ritual en el templo, el panteón, el ojo de agua y el cerro. El instrumento musical tradicional en México se ha estudiado poco, existen algunos catálogos sobre instrumentos tradicionales "mexicanos"; pero están incompletos y, no pocas veces, falsean datos; pues no siempre obtienen su información a partir de la etnografía y del trabajo de campo. Hay también algunos estudios monográficos sobre instrumentos tradicionales, o sobre las dotaciones de algunas culturas musicales; sin embargo, dan un peso mayor a la construcción, con lo que las referencias a la vida simbólica de los objetos musicales quedan casi siempre relegadas. Si la descripción organográfica es incompleta, y no se tiene ningún contexto organológico, entonces sólo proveen de datos curiosos no sistemáticos que no pueden ser utilizados a cabalidad por otros investigadores. En este ensayo la construcción de instrumentos musicales recibirá el nombre genérico de "laudería", que si bien es de reciente uso entre los constructores michoacanos, define la actividad en general, aun cuando algunos no hagan: "laudes" sino tambores, o flautas.
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