lunes, 8 de junio de 2020

De contrabando… ¡Ay que le daba...


.Conocí a Alejandro Martínez de la Rosa hace casi una década, estaba pelón y una argolla en la nariz; parecía, y era, un tránsfuga del transmetal de Iztapalapa. Me extrañé de verlo colado y comiendo codo a codo con casi una veintena de músicos que formaron parte del legendario conjunto de arpa grande Los Caporales de Santa Ana Amatlán, en un "Festival Homenaje" que organizábamos El Colegio de Michoacán y la Asociación Civil, Música y Baile Tradicional. Literalmente estaba de contrabando, invitado por un invitado, el laudero y amigo Mariano Espinoza de San Juan de Los Plátanos, con quien había ido a comprarse su primera guitarra de golpe. El formó parte de una generación de los talleristas de Guillermo Contreras en la "Nacional de Música", tal vez por eso sigue empeñado en "convertirse" en etnomusicólogo, aunque le caiga la maldición, y compra cuanto instrumento puede pagar o cargar. Yo invité a parte de ése grupo para que se integraran en una serie de viajes de prospección que hicimos con el fin de hacer registros en campo para conformar el Archivo de la Música Tradicional de la Cuenca del Tepalcatepec, que ilusos propusimos al Proyecto Tepalcatepec, de El Colegio de Michoacán, y confiado apoyó el Dr. Esteban Barragán. En viajes maratónicos que parecían rutas de "la Galeana", antes de la Guerra de Calderón, nos metíamos en las brechas y parábamos en cuanto pueblo o rancho nos decían que había músicos: desde Turicato hasta Cachán, de Ostula hasta Churumuco, de Arcelia a Tehuantepec, de Mexiquillo a Tacámbaro, de Coahuayutla a El Capote, de Ahuindo a Tancítaro; no parábamos sino por gasolina y cerveza, escuchando a los clásicos: Juan Reynoso, Los Capoteños, Los Caporales y sobre todo: Antioco y Leandro con su conjunto de arpa grande. De todo ese grupo el único que aprovechó al máximo los viajes fue Alejandro, quien sistemático, llevó su libreta de campo, anotó coplas, referencias de músicos, géneros, coplas, grabó en cassettes, minidisk y con su cámara Hi8; aunque no para sus tesis de maestría y doctorado sino para artículos, ponencias, libros, videos y discos que ha ido sacando sistemáticamente; desde entonces, la información se incrementó con los viajes que hizo mientras vivió en Michoacán cuando formaba parte de la UIIM diseñando la terminal en Música de la Licenciatura en Arte y Patrimonio Cultural. Es sorprendente su producción en los últimos 5 años. El disco que ahora nos ocupa muestra su transformación en historiador y el peso que la noción de región histórica, que analiza el vínculo entre las poblaciones con su geografía y su cultura. Así, supone de manera coincidente con lo que otros investigadores han observado, hay un espacio geográfico que comparte prácticas musicales y vincula a las poblaciones del Pacífico: desde la llamada "Costa grande" de Guerrero hasta la Costa nahua" de Michoacán, aunque no deja claro cuáles fueron los criterios o los factores para dejar fuera las porciones de Colima y Jalisco





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