Anastasio Valerio Andrés fue un filarmónico, hijo de Valentín Valerio y Anastasia Andrés de los Reyes, casados el 20 de diciembre de 1892, quien nació en Chuperio, municipio de Pungarabato, entonces Michoacán, en 1898. Fue registrado como “hijo natural” por su padre, entonces de 32 años de edad, jornalero, vecino de Chuperio. Aunque don Valentín presentó ante el Registro Civil a mas de 6 vástagos, en la mayoría de las actas aparecen como de “madre no conocida”; sin embargo, al registrar a Herculano, el 21 de noviembre de 1893, se registra como hijo de Valentín Valerio y de Anastasia Andrés. El señor Valerio murió a los 49 años de fiebre, el 26 de abril de 1910.
En el censo de 1930 aparece Anastasio Valerio viviendo en Temixco, Arcelia, con oficio de “platero”, entonces soltero de 29 años, con sus hermanos: Tomás de 19 años, Ángela de 22 años, y Virginia de 20.
La primera referencia de Anastasio Valerio, vinculado con la música, es cuando aparece registrado como “filarmónico”, junto a J. Jesús Carbajal, del mismo oficio, al ser llamados como testigos de Gumaro Mariano, para dar parte de la muerte de su hija Elena, de 4 meses. En ése momento, el 23 de octubre de 1923, ambos testigos era solteros y vecinos de Pungarabato.
La habilidad musical de Anastasio Valerio le llevó a probar suerte en la capital del estado de Guerrero, Chilpancingo, donde también encontró a su esposa; pues casó con Emilia Vélez, de 22 años, originaria de San Marcos, en la costa de Guerrero, el 15 de noviembre de 1943. En su acta de matrimonio dice trabajar como “filarmónico”, tener 37 años (tenía en realidad 45 años), y ser originario de Ciudad Altamirano.
Don Anastasio Valerio Andrés murió de cáncer de esófago el 1 de mayo de 1964, en Chilpancingo, atendido por el Dr. Javier Calvo. Aunque en el acta toman por nombre de su madre su apellido “Andrés” y colocan el apelativo materno, “de los Reyes”, como el segundo de don Anastasio. En el acta dice que era oriundo de Ciudad Altamirano, que tenía 65 años (en realidad 66), trabajaba como “filarmónico”, y dejó viuda a doña Emilia Vélez, entonces de 40 años, ocupada “de su hogar”, en la col. Cuauhtémoc de Chilpancingo. Entre los testigos aparece Silvino Martínez, de 48 años, filarmónico, con domicilio en la calle Quintana Roo y sin parentesco.
El señor Valerio ejerció dos oficios a lo largo de su vida, era platero, como su amigo Gumaro Mariano, y músico como Jesús Carbajal; lo cual no era raro en la región, pues el vínculo entre un oficio artesanal y el ejercicio musical aparecen constantemente; en particular, entre el gremio de plateros, como sucede con la familia Medrano de Coyuca, quienes también eran músicos. Otros artesanos que dedicaron su tiempo “muerto” en el trabajo a la música fueron: sastres, zapateros y peluqueros, que entre un trabajo y otro, ensayaban su repertorio musical.
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