Ahora que las personas del Programa México Nación Multicultural de la UNAM convocan a un "Coloquio Nacional" sobre cómo se deben llamar en el Censo del 2020 a las personas con un ascendiente familiar sudsahariano, o "negro", o "afro", es necesario hacer una reflexión sobre la posible transformación de los gentilicios regionales, que tuvieron un origen racial, en etnónimos que ampliarían la lucha política de los grupos de mexicanos con ascendiente "sudsahariano" por un reconocimiento no vinculado con los pueblos de la Costa Chica, que son los que han iniciado la lucha política más reciente en México. Es decir ¿los cochos seremos algún día de nuevo un grupo étnico y si así lo decidieramos, qué beneficios nos traería?
Es peligroso usar términos generados desde la "academia" vinculada con instituciones estatales o internacionales, como "afromestizo" y "afrodescendiente", sin hacer una arqueología de su origen; pues aunque se les proponen a los grupos etnopolíticos de la Costa Chica como términos "neutros", sin carga xenofóbica, política o genómica, es claro que la tienen.
El otro problema es que la lucha política que ha planteado el pueblo negro de la Costa Chica vincula el reconocimiento del Estado con el levantamiento de "censos" que, van a presentar siempre números dispares de población con un ascendiente "sudsahariano", mientras los colectivos etnopolíticos no hagan trabajo de base en las propias localidades que dicen representar. Los censos son una experiencia que retoman de Colombia, pero sin advertir las condiciones en que se decidió usarlos como arma de lucha. Además, el accionar de los costeños no ha reflexionado de manera solidaria con otros pueblos e individuos con un origen con el que pueden establecer ciertos paralelismos, pero que tienen variables que les distinguen y, sobre todo, que no han empezado, o no hacen su reflexión identitaria en términos étnicos.
En México existen otros espacios interculturales donde los descendientes de sudsaharianos no tienen aún visibilidad, aunque existan gentilicios que fueron etnónimos; por ejemplo: los cochos de Tierra Caliente. En otros casos son minorías, familias con siglos de convivir en poblaciones con identidades o denominaciones étnicas desde el Estado diferentes a las suyas, pero que han sido aceptados y comparten identidades; como los "afroindígenas" entre diversos pueblos indígenas, como los p'urhécha.
Incluir un término "homogeneizador" para referirse a poblaciones que tienen un ascendiente sudsahariano es, desde mi perspectiva, una nueva racialización, sobre todo si se usa el prefijo "afro" que ha sido usado en el pasado para referirse a la "raza" y que, aunque se use en otros "sentidos", tiene una carga semántica muy fuerte y de la cual no puede separarse.
Aunque no se puede negar al cuerpo y el fenotipo en el origen de las poblaciones con un ascendiente sudsahariano, pues es justo por "ser" o "parecer" "negros" que muchos individuos y pueblos de África, Asia y Oceanía fueron esclavizados, y es también debido a su fenotipo que muchos individuos y comunidades son discriminadas en México; sin embargo, es necesario pensar en el impacto de las preguntas en los individuos y familias que padecen la discriminación, sobre todo si no hay una buena campaña de difusión sobre el sentido de los cuestionamientos y el uso de la información, pues más que ser "útil" para el reconocimiento será la puerta de una nueva discriminación empezando por la persona que levanta el censo, y aclaro que estoy pensando en los lugares donde "no hay" descendientes de sudsaharianos ¿Cómo sabrá cuándo hacer la sección de preguntas sobre afrodescendencia o se harán a todos los censados? ¿Si la persona que contesta mantiene el fenotipo se hará?
Una vez logrado el reconocimiento y se establezcan las políticas de atención a la población "afro" ¿Se piensa en términos de "discriminación positiva"? ¿Qué pasará cuando se hable de reparación histórica y comunitaria del daño por la trata y esclavitud? ¿Qué comunidades serán las beneficiadas? ¿Qué pasará con las familias o individuos que no están visibilizados y quieran acceder; por ejemplo, los "afrop'urhépecha"?
Desde mi perspectiva las reivindicaciones políticas que pasan por el "censo", el recuento poblacional, solo han servido a quienes buscan una nueva clientela política: los "afros"; o en ser los nuevos funcionarios que "implementen" las políticas públicas del Estado. El censo terminará por ser siempre imperfecto y usado por los representantes de los partidos políticos en las regiones con mayor población calificada o autoreconocida como "afro", ¿pero qué pasará con el resto de la población, que probablemente es mayoría, y que no vive en una región etnizada como "afro"? ¿El criterio cuantitativo no será argüido por el Estado para "poder atenderlos"? Es iluso pensar que así será, pues incluso localidades indígenas que habían sido atendidas durante décadas por el INI, transformado en CDI, han sido excluidas de participar en ciertos programas usando criterios lingüísticos que en teoría, no son aceptados como "válidos" por México, al firmar el convenio 169 de la OIT, y sin embargo, pueblos ñätho, jñatjo del oriente de Michoacán, y muchas comunidades p'urhépecha donde el desplazamiento lingüístico del español llega casi al 100% han sido clasificadas ya como "mestizas", durante dos ejercicios presupuestales ¿Qué nos garantiza que los individuos o familias ñätho con ascendiente sudsahariano de Ocampo, Michoacán, que es donde se encuentra la mía, seamos reconocidos y partícipes de la política del Estado Mexicano hacia los "afro"?
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